Un estudio del Centro de Estudios Multidisciplinarios en Ciencias, Ingeniería y Tecnología (CEMCIT-AIP) de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) reveló que la migración pasajera extrarregional que cruzó el tapón del Darién ha generado transformaciones económicas, sociales y ambientales significativas en las comunidades receptoras del país.
El proyecto, financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) y liderado por la investigadora Noris Martínez, tuvo como objetivo principal identificar el impacto del fenómeno migratorio en las poblaciones locales, establecer indicadores científicos y aportar insumos para la formulación de políticas públicas.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es el aumento repentino de ingresos económicos en comunidades indígenas, especialmente en la comarca Emberá Wounaan, debido a la venta de bienes y servicios a los migrantes.
Según los investigadores, muchos hogares duplicaron o triplicaron sus ingresos habituales, superando lo generado por actividades tradicionales como la pesca o la agricultura de subsistencia.
Sin embargo, este beneficio económico vino acompañado de consecuencias negativas. La ruptura en la escolaridad fue una de ellas: niños y adolescentes abandonaron las aulas para dedicarse a actividades comerciales, lo que compromete su desarrollo educativo y sus oportunidades futuras.
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Otro aspecto señalado fue el abandono de las tareas agropecuarias. Al enfocarse en la atención a migrantes, las comunidades dejaron de cultivar alimentos para el autoconsumo, lo que generó escasez de productos agrícolas y un aumento en los precios locales.
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Desde una perspectiva más amplia, el estudio también identificó riesgos sanitarios, deterioro ambiental y una creciente inestabilidad política local, derivados de la presión que genera el tránsito masivo de personas. La violencia, tanto como causa de la migración como efecto en las comunidades receptoras, fue otro fenómeno documentado.

El equipo de investigación estuvo compuesto por profesionales del CEMCIT-AIP y la UTP, entre ellos, Danilo Toro, Yesslyn Sarmiento, Sidia Moreno y Nuvia Martez, con apoyo internacional de Marilou Sarrut, estudiante doctoral de la Universidad de París.
Durante el proyecto, los expertos georreferenciaron las rutas migratorias, aplicaron encuestas tanto a migrantes como a pobladores y realizaron actividades de campo que incluyeron entrevistas a líderes comunitarios, religiosos, autoridades gubernamentales y representantes de organismos de ayuda humanitaria.
En cuanto al perfil del migrante, el estudio reveló que la mayoría proviene de Venezuela, Haití, Ecuador, Cuba, China y Colombia. Viajan en grupos familiares de cinco o más personas, empujados por la violencia, la pobreza o crisis políticas en sus países de origen.
Además de recopilar evidencia científica, el equipo desarrolló un programa de capacitación para fortalecer las capacidades organizativas de las comunidades, con el fin de promover modelos sostenibles de desarrollo económico.
Los resultados completos del estudio serán publicados en el libro internacional “El Darién como encrucijada: geopolítica, agencias y dinámicas de la migración contemporánea”, que se lanzará en los próximos meses.