Sí, Pixar Animation Studios pertenece al estudio Disney, pero eso no le da licencia a sus responsables para que la película animada Valiente (Brave) parezca en fondo y forma más de la casa del ratón Mickey que de la revolucionaria compañía de la lámpara saltarina.
Valiente comenzó su ambivalencia cuando la directora Brenda Chapman ( sería la primera directora de un largometraje de Pixar) se hizo cargo de este proyecto (la idea base, niña rebelde contra mamá represiva, la concibió hace siete años), pero luego tuvo “diferencias creativas” con los productores y la despidieron.
Entonces fue reemplazada por su colega Mark Andrews, quien propuso modificar desde el título original del filme hasta cambios en el contenido del guión.
Esta clase de líos nunca habían ocurrido en Pixar. Lo más que había pasado era que los borradores de títulos como Ratatouille, Toy Story 2 y Wall-E les costaba encontrar su sendero, pero al final lo alcanzaron y mucho.
Valiente bebe de las ideas gastadas de los cuentos de hadas (bruja tramposa, caballo amable, princesa díscola y reina y rey conservadores) hechos por Disney hasta una tediosa saciedad.
John Lasseter (el cerebro de Pixar) juró sobre el fuego que nunca haría algo como esto y ya cometió este delito.
Ese recorrer un camino ultraconocido hace que Valiente sea la más mundana y superficial de las obras de Pixar, ya que no posee la complejidad de Wall-E, ni la elegancia de Ratatouille, ni el ingenio de las Toy Story.
¿Para qué abordar los cuentos de hadas si en los últimos años hay referencias, exitosas o deficientes, de este tema en Hollywood? Recientemente han pasado por los cines Blancanieves y el cazador, Los juegos del hambre y Espejito, Espejito, y en televisión la serie Once Upon a Time.
Me encantó que la protagonista de Valiente, Mérida, tuviera madre y padre, ya que Disney tiene la enfermiza costumbre de presentar a sus princesas sin algún miembro de la familia, en especial las tira al mundo ausentes de sus madres, las que son reemplazadas, por lo general, por madrastras sin mucha compasión.
Acá la mamá es la estricta Elinor, quien se esmera en educar a sus retoños: los necios trillizos y Mérida, a quien está decidida a casarla lo más pronto posible.
Valiente es entretenida, de verdad, uno se deja llevar por su ritmo y sus colores.
Es la primera estelarizada por mujeres (madre e hija), algo novedoso por más que Pixar le dio su espacio a damas de armas tomar como Colette (Ratatouille), La mujer elástico (Los Increíbles), Eva (Wall-E) y la señora Patata (Toy Story).
Aunque eso es positivo, Mérida no es un personaje inolvidable como sí lo son Woody, Dory o Fredricksen.
¿Por qué? La personalidad y los conflictos dramáticos que tiene Mérida (su deseo de ser independiente, que sus padres confíen más en ella y romper con los prejuicios machistas) son bastante parecidos a heroínas adolecentes de Disney como Mulan (Mulan), Rapunzel (Enredados) y Tiana (La princesa y el sapo).
Por otro lado, en Valiente hay escenas cuya estructura me recordaron a Tierra de Osos, Shrek y Spirit, y la forma de ser de los hermanos de Mérida son un calco de algunos seres de El extraño mundo de Jack.
Es la primera ocasión que un argumento de Pixar ocurre en un ambiente histórico 100% reconocible, la Escocia del Medievo. Ese giro es válido, aunque hace que Valiente esté emparentada con otras cintas de fantasía medieval (hábil y valiente chica es seducida por una bruja y pelea con una peligrosa figura) como Merlín, Excálibur y Corazón valiente.
Agradezco que esta producción le diga a los espectadores la importancia de luchar por sus ideales, que no podemos huir de lo que somos, que a veces es alto el precio que debemos pagar por nuestra libertad, que cada acción debe llevarse a cabo a partir del amor, que los padres quieren gobernar a sus hijos sin diálogo y a la fuerza y que es útil romper con la tradición cuando sea necesario, pero estos mensajes no son suficientes para que sea extraordinaria.
En aspectos técnicos, Valiente ofrece una animación detallada, en especial en la textura de los vestuarios y en los rostros de los personajes, así como ese bosque, entre ensoñador y terrorífico. Pero los avances que ofrecen las computadoras no habían sido lo único valioso en Pixar sino que estaban siempre subordinados a las historias interesantes que narraban.
Si Valiente hubiera sido de Disney sería aceptable su resultado estético, ya que las vacas flacas abundan en esa compañía desde los gloriosos días de El Rey León, pero que sea propiedad de los padres de Toy Story, hace que no sea espectacular.