Justo cuando ya creía que se había pasado el furor de Cincuenta sombras de gris, ¡Bam! Vuelve y traba.
Como sabe casi cualquier habitante del planeta, Halloween cae a finales de octubre. O sea, que hay que ir buscando disfraces. En años pasados fui de balón de fútbol: como soy redondita, nomás me vestí de blanco y luego me pegué hexágonos de tela negra encima de la ropa. Regio.
Otro año fui de reina africana. Gracias a los oficios de una querida amiga, lucí una batilonga de tela de leopardo que me quedó de lo más bien. Y eso que, por lo general, si salgo en Halloween es a celebrar el cumpleaños de unos amigos queridísimos que siempre botan la casa por la ventana.
Un año ella se disfrazó de Celia Cruz y él de su marido. Otro año él, fanático de Pérez Reverte, se disfrazó de Alatriste, y ella de señora española de la época.
Llevo años considerando disfrazarme de hot flash, que es como se le llama en inglés a los calores que nos entran a las mayorcitas cuando estamos pasando por el eufemístico “cambio de vida”.
El disfraz, de implementarlo algún día, consistiría de vestirme toda de negro, con un rayo de lamé dorado en el pecho, y una capa de satín fucsia, del tono más chillón que encuentre, con otro rayo igual al del pecho en media capa.
Pero resulta que entre las mil cosas que troleo (de trawling, o sea, andar por ahí buscando, específicamente aplicado a: a) los botes que arrastran redes para pesca y: b) los yates de pesca de profundidad que zurcan, a baja velocidad, buscando deporte, y que viene del holandés raghelen, arrastrar; a su vez del latín tragula o red de caza) en línea, me encontré con una nota que indicaba los disfraces más populares este año para Halloween.
Resulta que no son ni de brujas ni de vampiros: y eso que los vampiros sí que están de moda, pero a eso me referiré en una nota posterior.
Pero volviendo a la internet, me encontré un blog de L.A. Weekly sobre los disfraces más hot.
Resulta que en los debates presidenciales de EU, Mitt Romney dijo “I love Big Bird”, o sea al Abelardo de Plaza Sésamo.
Así que los disfraces de pajarraco se están vendiendo como pan caliente. Por otra parte, cualquiera hubiera pensado que ya habría abatido el furor de Cincuenta sombras de Grey, ¿Verdad? Falso.
Las famosas corbatas grises de Christian Grey están volando, al igual que las máscaras, como la que aparece en la portada del segundo libro de la trilogía, sin olvidar las esposas del tercer libro. Pues bien, ya sé de qué me voy a disfrazar: de Abelardo, pero con corbata gris.
