Pocos jugadores pueden presumir de una trayectoria tan consistente como la de Carlos Xavier Quiroz. A sus 39 años, el inicialista de Chiriquí disputa su temporada número 19 en el Béisbol Mayor y lo hace con la misma pasión del primer día. Su historia está marcada por la resiliencia, los consejos sabios y una peculiaridad que lo distingue de la mayoría: batear sin guantes.
“Mi debut fue en 2004 como lanzador, me lesioné y volví en el 2008”, rememora Quiroz, quien ha sido testigo y protagonista del béisbol chiricano.
Aquella temporada del 2004, el equipo del Valle de la Luna derrotó en la serie final a Panamá Oeste y levantó la undécima corona chiricana. Algunos pocos recordarán a Xavier en ese staff de lanzadores que tenía figuras como Bienvenido Cedeño, Kenneth Batista y Roger Serracín, entre otros.
Tras tres años fuera, su regreso al campo vino como inicialista y fue el inicio de una historia de constancia. Sus números lo respaldan: 768 imparables, 435 carreras empujadas y 145 dobles en 590 partidos. Pero más allá de las estadísticas, Quiroz destaca por su entrega y liderazgo.
En 2009 recibió un consejo que jamás olvidó. “Me quedó un consejo del señor Candelilla. Cuando estaba por retirarse, él sabía que habían dos peloteros que podían romper su récord de imparables: Jonathan Saavedra y mi persona”, contó. “Si nos manteníamos saludable y disciplinado lo podíamos conseguir. Son palabras que quedaron y la disciplina nos ha traído a este nivel en el béisbol nacional”.
Y esa disciplina ha sido clave para mantenerse vigente. A solo 14 imparables de igualar a Virgilio Kaa en el segundo lugar de todos los tiempos y 63 de alcanzar a Rodolfo Aparicio, Quiroz no se obsesiona con los récords. Para él, el equipo está primero.
Cumplirá 40 años en noviembre y no habla del retiro ya que el trabajo físico que realiza en los gimnasios le permite gozar de unas condiciones envidiables a su edad. El pasado miércoles consiguió su primer doble de la temporada. Chiriquí ganaba con comodidad a Panamá Metro, pero Quiroz vio la oportunidad de aventurarse hasta la intermedia.
Una anécdota curiosa lo hace aún más entrañable: nunca ha usado guantes para batear. “Cuando ya podía conseguir unos, estos le generaban incomodidad, así que prefirió batear a mano limpia”, explicó. Esa costumbre, nacida por necesidad, se volvió su sello personal.
Con siete títulos nacionales en su haber, Quiroz valora el presente de su equipo. “Disciplina, armonía y unión”, afirma al hablar del arranque de Chiriquí. Para él, no hay secretos, solo constancia.