
Con apenas 21 años, Rodolfo Vega ha escrito su nombre con letras doradas en la historia reciente del Club Deportivo Plaza Amador.
En una carrera que ha desafiado todas las probabilidades —incluyendo una grave lesión de ligamentos y una confesada falta de interés inicial por el fútbol—, el volante oriundo de La Cabima se convirtió en el primer jugador menor de 22 años en lograr un bicampeonato con el equipo en las últimas tres décadas.
Su más reciente consagración, coronada con una espectacular chilena en la final del Torneo Apertura 2025 ante San Francisco, no solo resume su evolución futbolística, sino también su madurez mental y su vínculo profundo con el Equipo del Pueblo.
El trayecto de Vega hasta este punto no ha sido lineal. Criado en el norte de la capital, comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol gracias a su hermano mayor, aunque inicialmente no mostraba interés.
“Al principio no me gustaba el fútbol”, reconoce. Fue casi por casualidad que entró a una cancha: un día faltaba un jugador en el equipo de su hermano, y lo invitaron a llenar el espacio. Esa improvisada aparición desencadenó un proceso que lo llevó a Bagoso, y a los 14 años, al radar de Plaza Amador.

A los 15 debutó de la mano de Mike Stump en la máxima categoría del fútbol panameño y a los 17, dirigido por Jorge Dely Valdés, levantó su primer trofeo tras una intensa final bajo la lluvia en Penonomé frente a Universitario.

Pero su historia también conoce el sabor amargo de la adversidad. En pleno ascenso, sufrió una ruptura de ligamentos cruzados jugando precisamente contra San Francisco, el rival al que venció el pasado 31 de mayo en una final de seis goles que queda para el recuerdo.
La recuperación fue larga y difícil, extendiéndose por doce meses. Vega agradece especialmente al fisioterapeuta Freddy Gallego y a la licenciada Valle por no apresurar el regreso: “Hubo momentos de ansiedad, donde ya no quería esperar más. Pero gracias a la fortaleza mental que me dio Freddy, logré volver mejor”.

Ese largo retorno desembocó en una actuación consagratoria. En la final del Apertura 2025, disputada en el estadio Rommel Fernández, Vega firmó el tercer gol del partido con una chilena al minuto 36, una acción que definió como “una cuestión de microsegundos”.
La jugada comenzó con él mismo, continuó con un pase a Jorlián Sánchez y concluyó con un acrobático remate que ya figura entre los mejores goles en la historia de las finales del fútbol panameño. “Esperaba un centro a la cabeza, pero todo ocurrió muy rápido, y terminó saliendo perfecto”, relata.
El partido terminaría con una goleada histórica, la más abultada en una final nacional. Sin embargo, en el entretiempo, con el marcador 3-0 a favor, el grupo no bajó los brazos. Vega recuerda que el técnico Mario Cholito Méndez pidió mantener la intensidad.
“Nos recalcó que no dejáramos de luchar, que siguiéramos constantes. Y lo hicimos. Incluso Jimar (Sánchez) sacó una pelota debajo del arco que pudo haber cambiado el partido”.

Ese respaldo hacia el entrenador fue una constante durante la temporada, sobre todo tras el duro 4-0 sufrido ante Tauro en la fase regular.
“Después de ese partido, el grupo se unió más”, confiesa Vega. “Incluso hubo reuniones entre jugadores sin el profe, porque sabíamos que no podíamos darle la espalda. Queríamos demostrarle que creíamos en él”.
La respuesta llegó en los momentos clave, especialmente en los segundos tiempos de la semifinal frente a Tauro, donde según Vega, se definió el rumbo del campeonato: “Sabíamos que si lográbamos ganar esa semifinal, tendríamos un paso grande hacia el título”.
El título tiene un sabor especial no solo por el gol o el contexto, sino también por lo que representa dentro del club. En su aniversario número 70, Plaza Amador volvió a lo más alto tras dos finales perdidas.
Vega, con el título en sus manos y la foto de su chilena como trofeo simbólico —regalo recibido en medio de la entrevista—, siente que está dejando huella: “Para mí es muy importante dejar un legado en este club. Plaza lo es todo. Es un equipo con historia, que te exige. Solo con estar en Plaza ya te están dando todo; uno solo tiene que esforzarse y demostrar que pertenece”.
El joven campeón no olvida tampoco la primera estrella que ganó en 2021, bajo la dirección de Jorge Dely Valdés, pero siente que la de 2025 tiene un peso diferente.
“Volvía de una lesión, anoté el gol. Eso no se olvida. Creo que esta pesa un poquito más por todo lo que representa”, asegura.
El cariño de la afición placina ha sido fundamental en su camino. Desde las gradas del Rommel hasta los desplazamientos por el interior del país, Vega reconoce el apoyo constante: “Son agradecidos. Cuando haces un buen partido, te lo reconocen. Nos apoyan en todas partes. En Herrera, por ejemplo, ahí estaba la barra. Lo viven como nosotros”.
Mientras se prepara para cumplir 22 años este jueves, Vega proyecta nuevos retos en el horizonte. Entre ellos, sus planes de continuar estudios universitarios en Estados Unidos, una decisión que refleja su deseo de combinar la formación académica con su desarrollo futbolístico.
“Toca seguir esforzándose por lo que uno quiere”, dice con convicción.