Tras superar una temporada de grandes retos en Bulgaria, el colonense Uriel Batista se alista para un nuevo capítulo en su ascendente carrera internacional.
El jugador panameño de 27 años es nuevo refuerzo del Leixões Sport Club, uno de los clubes más históricos del voleibol portugués, marcando un nuevo paso firme hacia su consolidación en Europa.
“Este lunes mi agente me confirmó que el presidente del equipo firmó el contrato”, reveló Batista en una entrevista con La Prensa. “Fue un proceso estresante, pero confié en que todo se daría y lo dejé en manos de mi agente”, añadió, con la madurez de quien ha aprendido a lidiar con el deporte profesional.
Pero, ¿quién es Uriel Batista, conocido en redes sociales como “Uri”? Oriundo de Colón, es actualmente el mejor jugador de voleibol de Panamá y el único nacional que ha competido en la División 1 del voleibol universitario estadounidense (NCAA). Su historia es una de persistencia, esfuerzo y visión.
Comenzó su trayectoria deportiva en el colegio Rufo A. Garay, donde inicialmente destacaba en el baloncesto. De hecho, fue gracias a una beca en esa disciplina que emigró a Estados Unidos en su adolescencia. Sin embargo, sería el voleibol el deporte que captaría completamente su talento y proyección. Estudió en Orange County Academy, luego en Long Beach College y finalmente en Concordia University Irvine, donde fue dirigido por el exjugador olímpico Riley Salmon, medallista de oro con Estados Unidos en Beijing 2008.
“Siempre se me hizo fácil jugar al deporte, pero el verdadero reto fue estudiar. De chico no me gustaba, pero cuando me fui entendí que si no estudiaba no jugaba”, recuerda Batista, quien es graduado en Comunicación Social. “Le tomé amor a aprender y a estudiar”, agrega, enviando un mensaje claro a las nuevas generaciones: el deporte debe ir de la mano con la educación.

Después de su etapa en Estados Unidos, Batista pasó por el practice squad del Verona en Italia, un país al que aspira volver para competir al más alto nivel. Luego llegó la oportunidad en Bulgaria con el Hebar Pazardzhik, una experiencia que califica como difícil, pero necesaria: “No quería ir, pero tenía que mostrarme para que la gente viera qué tipo de jugador soy”.

Ahora en Portugal, Uriel tiene un doble objetivo: consolidarse como profesional y ser un catalizador para el crecimiento del voleibol panameño.
“Que me usen como herramienta para empujar el voleibol en Panamá. Que los jóvenes vean que sí se puede lograr, pero todo lleva un sistema. Hay que desarrollar talento desde sub-15 hasta categoría mayor. Luego, cuando entran en sub-21, pueden tener una ventana para jugar profesionalmente o ir a la universidad”, explicó con claridad.
En cuanto al potencial del país en la arena internacional, Batista es optimista. Cree que Panamá puede aspirar a un cuarto o quinto lugar en competiciones masculinas de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Voleibol (Norceca), que agrupa a potencias como Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico y Cuba. La última vez que Panamá figuró entre los ocho mejores fue en 2009.
“Si apostamos al talento natural que tenemos en Panamá, podemos estar entre los cinco mejores de Norceca”, asegura.