En un mundo que avanza hacia la descarbonización, la electrificación y la digitalización acelerada, los minerales críticos como el cobre han adquirido un papel estratégico sin precedentes.
Desde redes eléctricas inteligentes hasta vehículos eléctricos y centros de datos que sostienen tecnologías como la inteligencia artificial, requieren del cobre, que se ha convertido en la columna vertebral del nuevo orden energético y tecnológico global.
Este escenario plantea retos urgentes y oportunidades históricas para América Latina y Panamá, una región rica en recursos minerales pero todavía en búsqueda de modelos sostenibles y socialmente responsables de desarrollo minero.
En este contexto, el foro Minero 2025, organizado por La Prensa con el apoyo de la Cámara de Comercio, Cámara de la Construcción, Apede y el Sindicato de Industriales de Panamá, reunió a líderes del sector para analizar el rol de la minería en el desarrollo económico de los países de la región.

Entre ellos destacaron Amalia Toro, socia y gerente de McKinsey & Company en Panamá, y Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería, quienes ofrecieron una mirada sobre el vínculo entre minería, sostenibilidad y crecimiento en medio de la creciente demanda mundial de cobre.
Amalia Toro sostuvo que Panamá enfrenta una gran oportunidad, pero también un gran desafío. “Lo más llamativo es que, mientras en Panamá apenas estamos construyendo el debate sobre minería, países vecinos como Chile ya han logrado articular mecanismos para que el trabajo extractivo repercuta en empleo, productividad y desarrollo. En su caso, la minería representa entre el 10% y el 14% del PIB”.

En cuanto al panorama global, advirtió sobre una creciente brecha entre la oferta y la demanda de cobre: “Proyectamos una demanda de 37 millones de toneladas para los próximos años, pero el suministro estimado solo alcanza los 31.2 millones. Esa diferencia se agrava por problemas estructurales como el declive operativo y la caída de la productividad, que entre 2020 y 2023 se redujo en un 42%”.

La experta también subrayó que el auge de tecnologías verdes y digitales dependerá críticamente del cobre.
“Data centers, vehículos eléctricos, plantas nucleares, reconversión de redes eléctricas... todo apunta a un crecimiento de la demanda entre el 25% y el 39% al 2035. Pero la gran pregunta es: ¿de dónde saldrá el cobre para alimentar ese futuro?”.
#FOROMINERO2025 | "La economía verde y la transición energética, necesitan de la actividad extractiva y de los minerales para poder hacer uso de esto", Amalia Toro, socia y directora de oficina de McKinsey & Company en Panamá. pic.twitter.com/fsjooKj7n5
— La Prensa Panamá (@prensacom) June 25, 2025
Además, la experta de McKinsey & Company señaló que es inevitable usar la minería como parte de los insumos para lograr una transición energética y para acelerar la economía circular.
“Ir hacia energías renovables y hacer la transición energética va a exigir un gran uso de recursos minerales y eso es ineludible. Todavía la economía circular no alcanza a suplir esa brecha”, expresó Toro.

El caso colombiano: minería como pilar de estabilidad
Por su parte, Juan Camilo Nariño compartió la experiencia de Colombia, país en el que la minería puede convertirse en una herramienta de estabilidad y desarrollo.
“Después de 50 o 60 años de minería, hoy representa el 2.4% del PIB nacional y ha sido clave para desarrollar el orgullo industrial colombiano. En momentos de crisis, ha funcionado como un seguro económico y social”.

Nariño también destacó el impacto directo en las regiones: “Los municipios mineros reciben 30% más recursos por industria y comercio que sus pares y eso se traduce en educación, empleo y servicios. Solo en 2023, más de 12 mil jóvenes fueron becados gracias a los aportes del sector”.

Frente a la creciente demanda global, reafirmó que el camino correcto es la minería ética y responsable: “La minería tiene más cosas que nos unen que las que nos separan. No puede seguir siendo un debate subjetivo. Necesitamos estándares, objetividad y decisiones de largo plazo para que este sea un motor real de desarrollo”.
Además, sostuvo que al estar paralizada la actividad minera en Panamá se pierde la oportunidad de exportar y participar del mercado mundial. “Hoy existe una oportunidad enorme para todos aquellos que tienen los minerales que el mundo está necesitando y, si no se toman a tiempo las decisiones adecuadas, esa oportunidad va a pasar”, expresó Nariño.
#FOROMINERO2025 | Para Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería, la conversacion sobre la minería debe ser en materia de un marco regulatorio y que el Estado es el responsable de revisar esa regulación. pic.twitter.com/cvLD5eC5Cv
— La Prensa Panamá (@prensacom) June 25, 2025
Un llamado a Panamá: pensar en grande
Ambos expertos coincidieron en que Panamá debe mirar más allá de la coyuntura local y construir una visión a largo plazo basada en buenas prácticas internacionales.
Toro indicó que durante siglos se ha hecho minería, pero hoy es más difícil extraer el cobre que nunca. “Hay que entender cómo se crea el marco adecuado. Si queremos aprovechar esta oportunidad, debemos hacerlo con inteligencia, responsabilidad y visión de futuro”.
La experta de Mickinsey indicó que en Panamá deben hacer ese análisis de las experiencias exitosas de otros países para poder tomar decisiones en caso de que se decida hacer un cierre responsable de la mina.
“Gran parte del debate que hoy en día se tiene en Panamá ya lo resolvieron otros países y vale la pena un estudio de cómo hacen minería países como Chile, Perú, Canadá, Australia y con base en eso establecer qué debe cambiar si eso es lo que se quiere y como mínimo plantear un camino para hacer un cierre responsable de la mina”, expresó Toro.

Nariño expresó que en el marco de las negociaciones que se tengan sobre el desarrollo minero es vital contar con reglas de juego claras y que se mantengan, además de incorporar estándares internacionales en todo el proceso y aplicar las mejores prácticas mineras y fijarse en la experiencia de países como Perú, Chile y Colombia que tienen años con una industria extractiva.
“Es el Estado responsable de tener esa regulación, revisarla y hacerla cumplir”, indicó Nariño.
El presidente de la Asociación Colombiana de Minería señaló que la discusión debería girar en cómo esa riqueza de la naturaleza se traduce en el bienestar del país, de las comunidades y de la gente.

“La conversación debe girar en torno al sí y al cómo y no a discusiones eternas en torno al no, porque es injusto con los panameños tener esa riqueza y no conversar para convertirla en riqueza social y económica para la gente”.