La inversión en el sector de la construcción se contrajo un 20.9% en 2024, cerrando en 995.9 millones de dólares, una diferencia negativa de 263.5 millones al compararse con los 1,259 millones de dólares registrados en 2023.
La mayor contracción se registró en el sector no residencial, que incluye galeras, oficinas y bodegas, entre otros. Este segmento disminuyó un 33%, al pasar de 512 millones de dólares en 2023 a 343 millones de dólares el año pasado. Mientras tanto, la inversión en el sector residencial cerró en 652.7 millones de dólares, una caída del 12% frente a los 746 millones de dólares del período anterior.
Después de 2020, cuando el sector se desplomó más de un 50% debido a las restricciones sanitarias impuestas para contener la pandemia de covid-19, la construcción había registrado incrementos anuales superiores al 10%. No obstante, la inversión del año pasado, que incluye tanto nuevos proyectos como reparaciones y modificaciones, fue inferior a los 1,130 millones de dólares reportados en 2019.
El reporte de la Contraloría General indica que la ciudad de Colón lideró la caída, con una disminución del 73%, seguida por Panamá y David, con 19% y 15%, respectivamente. En Santiago y Arraiján, la reducción fue de 10% y 4.2%, mientras que en La Chorrera el costo de nuevas construcciones y reparaciones aumentó 2.8%, en Chitré 3.2% y en Aguadulce 2.1%.
Si bien la reducción de proyectos en todo el país, los cambios en las políticas gubernamentales y la cautela del sector bancario en la concesión de financiamiento son percibidos como los principales factores que influyeron en la caída de la inversión en construcción, Alejandro Ferrer, presidente de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac), señala que el mayor obstáculo del sector es la burocracia y la falta de plazos definidos para la aprobación de trámites en entidades gubernamentales asociadas a los procesos de construcción.
En su opinión, esto retrasa tanto el inicio de nuevos proyectos como el seguimiento de obras en curso. “Estas demoras afectan el ciclo de vida de los proyectos, generando incertidumbre y, en consecuencia, deteriorando la confianza de los inversionistas”, indicó.
Ferrer considera que otro aspecto relevante es la falta de claridad o estabilidad en los incentivos del sector. “La cercanía de fechas de caducidad o la incertidumbre sobre su renovación genera preocupación, ya que los inversionistas no pueden prever con seguridad el marco de apoyo a largo plazo”, comentó.
La Ley de Interés Preferencial, que establece una tasa especial del 4 %, inferior al 7 % que cobra la banca por un período de 10 años en viviendas con un precio de hasta 120 mil dólares, vence en diciembre de 2025.
Hasta el momento, el Gobierno no ha anunciado su estrategia para impulsar el sector, luego de que el Fondo Solidario, que otorgaba un bono de 10,000 dólares a quienes adquirían viviendas entre 40,000 y 70,000 dólares para cubrir el abono inicial, no fuera renovado tras su vencimiento en junio de 2024, debido a la caída en los ingresos corrientes del Estado.
Para el presidente de Capac, la baja capacidad de compra de una parte significativa de la población, derivada de la falta de empleo y de ingresos formales, contribuye a la falta de confianza en el mercado. Señala que esta situación se traduce en una menor demanda de viviendas, lo que agrava la incertidumbre sobre el retorno de la inversión en nuevos proyectos residenciales.
“Los principales retos que enfrenta el sector construcción están estrechamente relacionados con la falta de liquidez del Estado, lo que dificulta el financiamiento de proyectos en marcha y futuros, así como el cumplimiento de compromisos ya adquiridos. Esta situación impacta directamente la capacidad de desarrollo y expansión de la industria”, comentó Ferrer.
Para René Quevedo, consultor en temas laborales y asesor empresarial, la pérdida del grado de inversión ocasionó, entre otros efectos, un aumento en las tasas de interés, particularmente en el sector productivo, además del endurecimiento de los requisitos para la obtención de créditos.
Opina que esto ralentizó los financiamientos bancarios al sector productivo, que representan “el aceite del motor de la economía”, afectando principalmente las actividades del sector interno, donde se generan la mayoría de los empleos.
En su reporte de noviembre de 2024, la Superintendencia de Bancos de Panamá informó que la construcción mostró un desempeño negativo, con una caída del 0.6 %, reflejando, de acuerdo con la entidad, los desafíos persistentes en la recuperación del sector inmobiliario y de infraestructura que se han observado a lo largo del año.
En un informe sobre el sector inmobiliario en Panamá, Moody’s indicó que el crédito a la construcción mantuvo una tendencia decreciente durante la primera mitad de 2024. Aunque los créditos hipotecarios han representado alrededor del 33% de las carteras bancarias en los últimos cuatro años, el financiamiento destinado a la construcción ha mostrado una marcada reducción.
“El menor apetito de los bancos por el sector de la construcción se sustenta, en parte, en la elevada tasa de créditos vencidos y morosos, que alcanzó el 11.55 % en julio de 2024 (frente al 10.08 % en septiembre de 2023), un nivel muy superior al reportado en otros sectores económicos” indica la calificadora.
Para Moody’s los sectores de construcción y bienes raíces son sensibles a los movimientos de las tasas de interés, en parte por el alto componente de deuda que usualmente tienen los proyectos de desarrollo inmobiliario. “El contexto de mayores tasas de interés desde la segunda mitad de 2022 ha puesto presión sobre aquellas empresas del sector cuya deuda tiene tasas variables”, señala la calificadora.
El presidente de Capac explicó que, al margen de la caída registrada el año pasado, la construcción y el crecimiento económico han seguido patrones similares a lo largo del tiempo. Señaló que este sector no prospera de manera aislada, sino que está estrechamente vinculado a diversas actividades que dependen directamente de la alta demanda generada por industrias como la manufacturera, el comercio y el transporte.
“Los principales retos que enfrenta el sector construcción están estrechamente relacionados con la falta de liquidez del Estado, lo que dificulta el financiamiento de proyectos en marcha y futuros, así como el cumplimiento de compromisos ya adquiridos. Esta situación impacta directamente la capacidad de desarrollo y expansión de la industria”, acotó.
Materiales
A menor inversión, la demanda de materiales cae, y así ocurrió durante los primeros 11 meses del año pasado, con una reducción en la producción de concreto premezclado del 15.8%, alcanzando 887,442 toneladas métricas, mientras que la producción de cemento gris bajó 10.2%.
Ferrer indica que la menor producción de materiales utilizados en la construcción responde “a un enfriamiento en la economía nacional”. Explica que el cambio de gobierno registrado en 2024, sumado a los efectos de los sucesos ocurridos a finales de 2023 relacionados con la actividad minera, generó un fuerte impacto económico y social, reflejándose en la caída de la demanda de materiales de construcción.
Aunque la Contraloría reportó aumentos en ciertos insumos y materiales, Ferrer señala que Panamá es un país que importa toda clase de materiales de construcción, lo cual es una tendencia habitual. Considera que la disminución de la confianza en el sector se debe a la excesiva burocracia, la incertidumbre en los incentivos fiscales y la falta de estabilidad en el entorno económico.
“Los costos de construcción han ido subiendo en el tiempo debido a regulaciones, altos costos financieros y la burocracia en los procesos vinculados a la industria. El mercado no puede pagar más y ha llegado a su límite, situación que reduce el espacio de maniobra para promotores e inversionistas”, advirtió.
