En medio de las protestas sociales y huelgas que impulsan sindicatos de educadores y de la construcción, Franklin Martínez, presidente de la Unión Nacional de Pequeñas y Medianas Empresas (Unpyme), advirtió que el sector más vital de la economía panameña, responsable del 34.5 % del PIB y del 60 % del empleo formal, enfrenta un riesgo crítico por la incertidumbre generada.
“Un día de cierre de calles le cuesta al país $14.5 millones”, manifestó, luego de citar datos de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá.
Sin embargo, para Unpyme el tema no es solo un número: es el sustento de 1.5 millones de personas que dependen de este sector, declaró Martínez en entrevista con La Prensa.
“Cuando usted anuncia un cierre de calle, lo primero que sobreviene es la incertidumbre. ¿Qué sucede cuando hay una incertidumbre? Se genera un estado de sitio, nadie invierte, nadie gasta", sustentó.
Del día a día
“El 90% de estas empresas viven del día a día. Cuando les bloquean el acceso a sus clientes o no pueden movilizar sus productos, simplemente no tienen ingresos. Y sin ingresos, no pueden pagar planillas, alquileres, ni proveedores”, explicó.
Martínez no solo señala el impacto económico directo, sino también el efecto estructural sobre el tejido productivo nacional. Es que de acuerdo con Martínez, con los cierres de calles, se rompen las cadenas de valor. Es decir, se afecta al proveedor del barrio, el que entrega comida, el que lleva materiales de construcción o insumos agrícolas. Y eso, en cadena, afecta la economía real, la que no aparece en los grandes informes, pero sostiene a miles de familias.
Defender la democracia
Además del impacto económico, está el riesgo para la convivencia democrática. “El llamado formal que estamos haciendo es a defender nuestra democracia, a defender la institucionalidad y a defender mi derecho a poder desarrollar mi actividad de manera libre, de manera sostenible y, lo más importante, sin las presiones negativas que se generan. Ojo, no estamos diciendo que hay un cierre en este momento, pero la percepción de que se va a dar el cierre hace que la economía se restrinja. Esa es la parte más difícil de entender”, sustentó.
El rostro de las pequeñas empresas: empresas familiares y mujeres al mando
Si se toma en cuenta lo que dice la Ley 33 de 2000, que clasifica las empresas en micro, pequeñas y medianas empresas, el 85 % de las empresas en Panamá son micro o pequeñas, con facturaciones entre cero y $150 mil anuales.
“No son corporaciones de saco y corbata: son barberías, panaderías, talleres. Más del 82 % de las decisiones que se toman en una microempresa las toma una mujer panameña, porque son empresas que las mamás utilizan para poder llevar el sustento diario a sus hogares”, subrayó Martínez.

Estos negocios, explicó, emplean en promedio a 2.8 personas y operan con márgenes estrechos: “De lo facturado, tras pagar gastos, queda apenas lo mínimo para sobrevivir. Un cierre de calle les quita esa posibilidad”.
La mediana empresa, explicó, es la que tiene una facturación entre $150 mil hasta $1 millón. “De nuevo, cometemos el error de ver una facturación, más no los gastos que representan”, dijo.
“Yo no puedo, bajo ningún concepto, negarle a nadie el derecho que tiene de manifestarse en las aceras, de manifestarse mediante marchas, de manifestarse de manera pacífica, de manifestarse mediante el diálogo, de manifestarse de una manera en que no altere ni vulnere los derechos de los demás, como el libre tránsito, la movilidad y, sobre todo, la inestabilidad que generan este tipo de situaciones”, añadió.
Pandemia, protestas y una frágil recuperación
La crisis no es nueva. Durante la pandemia decretada en 2020, producto de la covid-19, el 40 % de las micro, pequeñas y medianas empresas quebró. En 2023, los cierres en medio de protestas contra la minería eliminaron otro 10 %, y entre octubre y diciembre de 2024, otro 10 %. “Hoy, el 60 % de las empresas activas son nuevas, en fase de consolidación. Si se repiten los bloqueos, caerán”, alertó.
La incertidumbre, insistió, ahuyenta inversiones: “Nadie gasta si teme que mañana cierren las calles. La gente compra solo lo esencial, y las micro, pequeñas y medianas empresas, que son 80 % de servicios, colapsan”.
Burocracia y falta de apoyo financiero
No es poco lo que se mueve, planteó: “El sector de la micro, de la pequeña y mediana empresa emplea más del 60 % de las personas que trabajan en Panamá. Aporta 34.5 % del Producto Interno Bruto”, destacó.
Martínez criticó la falta de políticas reales para el sector: “En la banca local no existe ningún producto, no existe ningún servicio específico para la microempresa. Cuando usted va a pedir un préstamo para su microempresa, le piden exactamente los mismos requisitos que le piden a la mediana empresa o a la empresa grande”, explicó.
Un llamado a la sensatez: “No afecten al que sí trabaja”
Martínez envió un mensaje a los grupos protestantes: “No cerremos las calles. Cuando cierran las calles no afectan al presidente de la República. Cuando cierran las calles no afectan al doctor Dino Mon (director de la Caja de Seguro Social). Cuando cierran las calles no afectan a nadie que vive en Río Indio. Cuando cierran las calles no afecta absolutamente a ningún dueño de las minas. Cuando ustedes cierran las calles lo único que hacen es cerrarle la oportunidad al sector de la micro, de la pequeña y de la mediana empresa, que lleve su arte, su oficio y que lleve el sustento diario”, dijo.
Siguió: “Los salarios de los maestros los cobran los 15 y los 30. Los salarios de los sindicalistas los cobran bisemanalmente. Los salarios de los funcionarios públicos les llegan los 15 y 30. Incluso los subsidios de los pueblos originarios llegan a tiempo. Ustedes tienen la seguridad de que les va a llegar su salario a su bolsillo. No corten la libertad de nosotros de poder desarrollar nuestro arte, nuestro oficio en condiciones de sostenibilidad que permitan llevarle el sustento diario a nuestros hogares”, añadió.