Despilfarro, crisis minera y escasez de agua sacuden a Panamá ante los ojos de Fitch; lo que viene después de perder el grado de inversión

Despilfarro, crisis minera y escasez de agua sacuden a Panamá ante los ojos de Fitch; lo que viene después de perder el grado de inversión
Fitch no es ajena a las creatividades contables a las que recurre el Gobierno para cumplir con la ley de responsabilidad social fiscal. Archivo


El mundo financiero y las calificadoras tendrán la mirada puesta sobre quien resulte electo presidente de Panamá en las elecciones del próximo 5 de mayo, entendiendo que el país enfrentará desafíos importantes en el manejo de la deuda, el desmedido gasto público, la crisis pensional, la escasez de agua y la ausencia de los ingresos mineros.

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Todo esto influyó para que Fitch Ratings se convirtiera en la primera agencia que le retiró el grado de inversión al país, con lo que el mercado le pone la etiqueta de “bonos basura” a la deuda panameña.

El economista Felipe Chapman dijo a La Prensa que al próximo presidente debe actuar con gran responsabilidad: como un buen padre de familia.

“Tocará tomar decisiones importantes, difíciles y muy impopulares, incluyendo austeridad”.

Una vez se lee el informe de Fitch se puede entender el valor que tiene la percepción del aumento de riesgo por el deterioro de las finanzas públicas; el aumento de la deuda, los salarios y los gastos públicos; la corrupción; la incertidumbre política, y la pobre gobernanza, indicó.

Fitch atribuye parte del deterioro al cierre de Minera Panamá, lo que calcula que afectará significativamente el crecimiento económico este año, dado que las exportaciones de cobre representa alrededor del 5% del PIB.

Mientras esto ocurre, el Gobierno sigue aumentando los gastos corrientes, en pleno año electoral.

La pérdida del grado de inversión tiene un efecto, advierte Chapman: “aumento de tasas de interés para el Gobierno, empresas del Estado y del sector privado, para personas y hogares. [También] mayor dificultad para atraer inversión extranjera o a mayor costo”.

Carlos Araúz, también economista, advierte que “toda acción tiene su reacción”, reflexionando sobre la forma en la que se administran las finanzas públicas.

“Dejar de hacer tiene tanto o más peso que la ineptitud o la incapacidad. Los desaciertos de los últimos 15 años en programación, planificación y una visión país que pasara por sostenibilidad, desarrollo humano y la promoción de competencias que garantizaran la inversión privada que creara empleo formal, nos ha pasado la factura”, opinó.

Recordó que la pandemia (oficialmente declarada por la OMS el 11 de marzo de 2020), sin duda alguna “nos golpeó”, pero el concierto de imprudencia acumulada que abarcó aumentos en gastos operativos, salarios injustificados (”botellas” o gente que no trabaja, pero sí cobra) y un aumento de la deuda en momentos de tasas de interés altísimas, dejaron al país sin espacio para maniobrar.

“A todos nos costará deuda personal más cara y costo de vida más alto con menos oportunidades para salarios bien remunerado”, señaló, antes de advertir que este jueves 28 de marzo se había convertido en un “día triste” para Panamá.

Desde antes que Fitch le retirara el grado de inversión a Panamá, los mercados financieros internacionales ya estaban penalizando la deuda de Panamá con mayores tasas de financiamiento, como si el país hubiese perdido el grado de inversión, aunque aún lo mantenía.

"Si nos faltaba algo para unirnos como nación pues lo hemos encontrado: recuperar el grado de inversión tomará años y solo será alcanzable si entendemos que el espejismo de crecimiento económico se agotó".

Carlos Araúz, economista

Un ejemplo de ello fue una reciente colocación de los bonos. De los $3,100 millones emitidos, $1,100 millones fueron en bonos con vencimiento en 2031 a una tasa cupón de 7.5%; otros por $1,250 millones, con vencimiento en 2038 y un cupón de 8%, y bonos por $750 millones, con vencimiento en 2057, con una tasa cupón de 8.25%.

Álvaro Naranjo, financista y columnista de La Prensa, agregó que le resulta preocupante que, “por mandato”, muchos fondos globales, de pensiones e inversionistas extranjeros solo pueden invertir en países con grado de inversión.

“Esto podría hacer que, inicialmente, algunos capitales tengan que salir de la exposición que tienen en Panamá”, indicó.

Naranjo advierte que uno de los retos es cuidar el grado de inversión que al país le quedan con las otras dos calificadoras: Moody’s y S&P.

"Es claro que las finanzas del Estado están pasando por momentos difíciles y el nuevo Gobierno tendrá un gran reto en materia económica".

Álvaro Naranjo, financista

Desde el punto de vista político y estratégico, consideró que la rebaja de la calificación anunciada por Fitch se pudo haber hecho después de elecciones generales del país, para que no fuera un factor que pudiera afectar los resultados.

El Gobierno reaccionó

La administración del presidente Laurentino Cortizo reaccionó a la calificación de Fitch.

A través de una comunicado, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) expresó su desacuerdo, porque “no refleja una correcta evaluación de la situación macroeconómica y social de Panamá, dándole mayor relevancia al cierre de la mina y consideraciones políticas”.

Ciertamente, Fitch alertó sobre el efecto de la crisis minera y de los riesgos políticos, dada la fragmentación de los partidos y de gobernanza por las recientes tensiones sociales.

Pero de la misma forma habló del descontrol del gasto y las presiones fiscales con la elevada deuda y la crisis del agua. Estos puntos pasaron por alto en el reclamo del Gobierno.

“Los fundamentos económicos de la República de Panamá que sustentan la calificación crediticia del país se mantienen sólidos, con un robusto crecimiento económico, baja inflación, una reducción en el nivel del desempleo y el cumplimiento de las metas fiscales. Nuestra economía creció un 7.3% en 2023 y hemos cumplido con los límites fiscales decrecientes, establecidos en la Ley de Responsabilidad Social Fiscal desde el año 2020″, precisó el Gobierno.




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