Las declaraciones públicas del presidente electo de Estados Unidos Donald Trump, el pasado fin de semana, sobre su intención de tomar el control del Canal de Panamá, en razón de los supuestos altos peajes que afectan al comercio estadounidense y por una presunta dominación de China de la vía interoceánica, merece un examen a la luz de los Tratados del Canal de Panamá y las normas que lo ratificaron.
En el lenguaje usado por el presidente electo Trump, existe una amenaza velada de obligar a Panamá a devolver el Canal a Estados Unidos. Esto podría obtenerse por medio del uso de la fuerza militar, o por una amenaza económica sobrecogedora e irresistible para el pequeño país centroamericano. Esto según el imaginario del mundo Trump. Dentro del arsenal de herramientas que tendría el futuro mandatario a su disposición ¿podría estar la reserva DeConcini?
La ratificación de los tratados
El 16 de marzo de 1978, el Senado de Estados Unidos ratificó los dos Tratados Torrijos Carter: el Tratado del Canal de Panamá y el Protocolo concerniente a la Neutralidad Permanente del Canal de Panamá. Sobre este último, el senador Dennis DeConcini propuso una reserva para permitir la acción militar unilateral de Estados Unidos para mantener abierto el Canal de Panamá.
Esta reserva dice lo siguiente: “No obstante las estipulaciones del artículo V o cualquier otra estipulación del Tratado, si el Canal fuere cerrado o se interfiriera con su funcionamiento, la República de Panamá y Estados Unidos de América, cada uno tendrá, independientemente, el derecho a tomar las medidas que cada uno considere necesarias, de conformidad con sus procedimientos constitucionales, incluyendo el uso de la fuerza militar en la República de Panamá, para reabrir el Canal o reanudar las operaciones del Canal, según fuera el caso”.
En el Derecho Internacional Público una reserva es una potestad de un Estado por medio de la cual, cuando ratifica un tratado internacional, se establece un condicionamiento o interpretación de parte o de todo el cuerpo del tratado. Al ser un acto unilateral necesita de la aprobación de la contraparte para que tenga vigencia.
La reserva de DeConcini provocó una reacción de los senadores más liberales, quienes entendieron que esta reserva le daba a Estados Unidos el derecho unilateral a intervenir en Panamá. La votación en el Senado había sido organizada de forma tal que primero se votó por el Protocolo de Neutralidad y luego por el Tratado del Canal.
La reserva DeConcini fue agregada al Protocolo de Neutralidad y por ende los senadores más liberales −liderados por Frank Church− presentaron una enmienda al Tratado del Canal de Panamá que se anuló la reserva DeConcini, al reiterar que Estados Unidos respetaba el principio de no intervención y que se respetaría la soberanía de Panamá.
Este conflicto entre el alcance de lo que la reserva DeConcini pudo ser se manifestó el 20 de diciembre de 1989, cuando el entonces presidente de Estados Unidos George Bush afirmó que existieron cuatro razones para invadir a Panamá, y una de estas era garantizar la operación del Canal de Panamá. Como ese fundamento no tenía mucho asidero jurídico, la Casa Blanca incluyó los otros tres razonamientos.
Las falacias de Trump
La obsesión del presidente electo Trump por la devolución del Canal de Panamá no es nueva, al menos desde principios de la década pasada el entonces magnate de los bienes raíces había hecho declaraciones públicas cuestionando la actuación del gobierno de Estados Unidos al entregarle el Canal de Panamá a los panameños “por un dólar”.
En sus declaraciones del fin de semana pasado, Trump afirmó que 38 mil estadounidenses habían muerto en la construcción del Canal. La verdad es que la gran mayoría de los fallecimientos ocurrieron durante la construcción del canal francés y que los nacionales de países antillanos fueron las principales víctimas tanto con el canal Francés como con el canal estadounidense.
En cuanto al impacto económico que los peajes del Canal de Panamá tienen sobre el costo de la carga que va hacia o proviene de Estados Unidos, y que su origen o destino sean los países asiáticos es insignificante. Según el economista panameño Eddie Tapiero, el 72% de la carga que cruza el Canal de Panamá tiene como origen o destino a Estados Unidos, y en el caso de la carga, dirigida o proveniente de Asia, el peaje del Canal de Panamá es solo el 5% del costo del flete de la carga. Esto significa que si el Canal no cobrara peaje, la carga solo se abarataría en 5 centésimos por cada dólar de peaje. Por si fuera poco, Trump respaldó el aumento salarial de 61.5% a los trabajadores de los puertos de la costa este de los Estados Unidos. Este aumento sí impactará el costo de la vida de los estadounidenses.
La hoja de ruta para Panamá
El gobierno del presidente José Raúl Mulino hizo bien en responder a las declaraciones del presidente electo Donald Trump. La reacción de Panamá no debe quedarse allí. Actualmente países de toda la región como México o Colombia ya expresaron su rechazo a las afirmaciones de Trump. Panamá debe aprovechar este momento para “latinoamericanizar” el tema y convocar a una reunión de cancilleres de la región para hacer un planteamiento común. De esta forma quedaría claro que Panamá no está sola.
El presidente José Raúl Mulino expresó su agradecimiento por las muestras de apoyo recibidas de diversos líderes y organizaciones luego de que el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, amenazara con solicitar de vuelta el Canal de Panamá si no se cumplía con los… pic.twitter.com/JgF14hlWot
— La Prensa Panamá (@prensacom) December 23, 2024
A su vez, el gobierno del presidente Mulino debe hacer contactos con el círculo cercano de Trump para crear una línea de comunicación directa. En paralelo, Panamá debe hacer un trabajo de cabildeo con los senadores miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores, ya que esta comisión es la que aprueba el nombramiento de todos los embajadores y de los altos funcionarios del Departamento de Estado.
Existe un gran vacío de conocimiento en el sector más joven de la población panameña sobre toda esta temática. En la década pasada se eliminó la asignatura de relaciones de Panamá con Estados Unidos del currículo de los colegios secundarios. Esta traición a la identidad del país se magnificó cuando el rector de la Universidad de Panamá Eduardo Flores demandó la inconstitucionalidad de la ley que obligaba a esta casa de estudios a dictar la cátedra de Relaciones de Panamá con Estados Unidos a sus estudiantes. Los panameños y panameñas del presente y del futuro aceptarán como cierto lo que dice Trump y cualquier otro. Esa deuda con la historia tiene que corregirse.
El gobierno panameño debe convocar a figuras claves de todos los partidos políticos y de todos los sectores de la vida nacional para producir propuestas y planes de contingencia en caso de una acción inesperada del gobierno de Trump. Hay que prepararse para enfrentar desafíos como: ¿Qué pasa si Trump amenaza con quitarnos el dólar?, o ¿qué haría Panamá si Estados Unidos decide que no recibirá carga que haya sido desembarcada en los puertos chinos a las entradas del Canal?
Si el asunto se calienta mucho, el gobierno de Trump puede señalar a la empresa minera First Quantum Minerals Limited (FQM) como otra fachada de China que quiere quedarse con el agua del Canal de Panamá. Dado que una parte importante del capital accionario de FQM lo tiene China, esta reacción también está en las cartas. Panamá no debe dejar que la sorprendan, y debe preparar sus respuestas de política pública ante cualquier situación inesperada.
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Las acciones que tome el gobierno de Donald Trump con respecto a Panamá y a su Canal no pueden estar fundamentadas en la reserva DeConcini, por que esta no existe de acuerdo al Derecho Internacional Público. El presidente electo Trump ha hecho su carrera rompiendo reglas y desconociendo a las instituciones. Ese es el verdadero peligro de sus declaraciones.
Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, reiteró este domingo 22 de diciembre durante una conferencia de prensa en Phoenix, Arizona, que pedirá de vuelta el Canal de Panamá si no se cumple con los principios, tanto morales como legales.
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