El consumo y la inversión son dos pilares fundamentales en los cuales se sustenta el crecimiento económico y la generación de empleo.
La dinámica del consumo constituye una aproximación del grado de bienestar de las familias. La inversión indica la situación financiera y perspectiva económica que tienen las empresas en el corto, mediano y largo plazo.
La Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá (CCIAP), en su Columna “La Cámara Opina”, del 30 de octubre 2022, titulada “El Progreso está en la Sociedad de la Confianza”, hizo referencia a la más reciente medición del Índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP), que cayó a los niveles más bajos de los últimos 15 años.
En julio de 2019, el Índice de Confianza del Consumidor Panameño marcó un nivel de confianza histórico con 129 puntos. El optimismo en ese momento radicaba en el inicio de una nueva administración gubernamental, de la cual los ciudadanos se esperanzaban traería cambios trascendentales a nuestro país.
Tres años después este índice ha caído a los niveles más bajos de desconfianza que se han registrado desde que se conduce esta medición en la CCIAP, hace 15 años, marcando 61 puntos.
La confianza del consumidor es un indicador económico que mide el grado de optimismo que tienen los consumidores con respecto al estado general de la economía y su propia situación financiera. Es una fuente vital de información económica, ya que el consumo privado constituye alrededor de dos tercios de toda la actividad económica en la mayoría de los países.
La generación de empleo formal privado es uno de los indicadores más representativos de la confianza en el clima de negocios. Consumo sin inversión sólo denota empleo informal. Lamentablemente es lo que ocurre en Panamá.
Según el Instituto de Estadística y Censo (INEC), entre agosto de 2012 y abril de 2022, la población en edad productiva (más de 15 años) creció en 632,940 personas y 360,125 panameños (as) empezaron a buscar trabajo.
Sin embargo, hoy hay 59,252 trabajadores asalariados privados (formales) menos y 249,633 informales más.
El 90% de estos empleos formales perdidos se dieron en Construcción y Comercio, mientras que el 71% de los nuevos informales son trabajadores de la Construcción, Comercio, Industria, Logística y Turismo.
El porcentaje de informalidad en la expansión del empleo en estos 5 sectores fue el siguiente: Construcción 406%, Comercio 123%, Logística 115%, Industria 99%, Turismo 99%. Promedio 5 sectores: 99%.
En la última década, casi la totalidad de los nuevos empleos generados en estos 5 sectores, que aportan 57% de los empleos privados y emplean a 2 de cada 3 trabajadores con escolaridad inferior a 12 años en el país, fueron informales.
Esto es un claro indicio de la pérdida de atractivo de estos sectores para la inversión privada, y el devastador impacto de la pandemia sobre el empleo asalariado.
La precarización laboral se está agravando.
Entre enero y octubre de 2022, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) tramitó 40% menos nuevos contratos laborales que en el mismo período del 2019, mientras que de octubre 2021 a abril 2022 (según el INEC) se agregaron mensualmente más de 10 mil nuevos informales a la economía, más de tres veces el doble del promedio del año pre pandemia (3,079).
La minería y la energía han acaparado la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) hacia Panamá y liderado la formación de capital, mientras que las calificadoras de riesgo asignan a la primera un rol protagónico en el mantenimiento del grado de inversión de la deuda soberana panameña.
Si bien, ambos sectores generan unos 12 mil empleos directos (INEC, abril de 2022), son más intensivos en capital que en mano de obra. Pudieran ser generadores de confianza ante la comunidad inversionista internacional para atraer IED hacia todos los sectores estratégicos del país, sin embargo, esto no ocurrirá sin una estrategia.
El deterioro de la confianza en el clima de inversiones y la sistemática satanización de la iniciativa privada han alimentado a la peor amenaza que enfrenta la Caja del Seguro Social (CSS), la precarización del empleo.
Sin confianza no habrá empleadores, sin empleadores no habrá empleados que coticen, y sin cotizantes, la CSS no existe.
Urge transmitir confianza de que invertir en Panamá es buen negocio, requisito fundamental para generar empleos dignos, particularmente en los sectores que aportan la mayoría de las plazas laborales en el país. Todo empleo formal requiere la existencia de un empleador que confía en una posibilidad real de negocio. Nuestra crisis laboral no es de empleo, sino de confianza.