Rápido y furioso. El gobierno de Cortizo se lleva un récord agridulce en cuanto a la deuda fue el que la aumentó más rápido y en mayor proporción.
En los cuatro años y medio que lleva su mandato, Cortizo aumentó en $20,749 millones el compromiso financiero que heredó del expresidente Juan Carlos Varela (2014-2019): la infló 131.7% más, según reportó La Prensa esta semana.
Y de los antecesores, Martín Torrijos (2004-2009) le sumó $1,619 millones a la deuda, Ricardo Martinelli (2009-2014) le sumó $6,837 millones y Varela, $8,972 millones.
¿En qué se usó?
No existe un reporte oficial que desglose el uso que ha dado el gobierno a cada empréstito que ha contraído o el fin de los fondos recogidos en los mercados con cada emisión de bonos, que hasta hace unos meses, atraían el apetito de los inversores incluso con el solo anuncio.
La mayoría del compromiso financiero ha sido contraído para tres razones: completar el financiamiento de los presupuestos anuales, cumplir con los vencimientos de los préstamos y, en mucha menor proporción en este quinquenio, ha sido para proyectos de inversión.
El economista Felipe Argote dijo a La Prensa que todo es relativo en cuanto a la deuda: “si crece en $20,000 millones en una economía que casi llega a $80,000 millones en el producto interno bruto (PIB), sí, es el 25%, pero Martinelli se endeudó en una economía de $30,000 millones y sumando la inversión en el Canal, relativamente tuvo más dinero en términos reales que el actual Gobierno, explicó el también catedrático.
“Martinelli invirtió porque había plata; no había plata porque él invirtió”, resumió Argote, al tiempo que subrayó que “si todo ese dinero se hubiera invertido correctamente, entonces este país estaría en un nivel mucho más avanzado”.
En cuanto al uso de los dineros de los préstamos por parte de la administración Cortizo, Argote dice que esos $20,000 millones se fueron “la mayoría en gastos, en subsidios, en exoneraciones de impuestos a los ricos, que luego se cubren con deuda pública”. Dicho de otra forma, el dinero se usó, está en la economía, pero no se usó bien ni le llegó a quienes debía llegarle.
De acuerdo a la Dirección de Financiamiento Público, con las emisiones el Estado puede financiar cualquiera de sus actividades previamente definidas en su presupuesto anual y la Ley.
Las operaciones que puede hacer el Estado con la deuda incluyen:
Creación de un pasivo que se genera como consecuencia de la obtención de capitales cumpliendo con las normas legales. El pasivo generado debe ser por el máximo valor de reembolso que la administración pública deudora se compromete a pagar a la fecha de vencimiento.
Retribuciones o intereses: de las obligaciones y gastos derivados del costo del dinero por endeudamiento, que deben ser contabilizados en la fecha de vencimiento y por el valor devengado.
Amortización, que es la cancelación total o parcial (abono) de un pasivo.
Adquisición: se da a través de la compra de títulos ya sea para amortizar deuda.
Conversión, que consiste en la sustitución de una deuda por otra de características y condiciones diferentes. La conversión está constituida por dos operaciones simultáneas: la amortización y la creación de otra nueva.
¿Qué proyectos pueden ser financiados? De acuerdo a la información oficial, toda una gama de proyectos entran bajo financiamiento con los préstamos adquiridos, desde proyectos para el desarrollo económico, social y ambiental de las entidades territoriales, inversiones en ciencia, tecnología e innovación, y en general “para aumentar la competitividad de la economía, buscando mejorar las condiciones sociales de la población”.
Usualmente las inversiones que se financian con dinero prestado están contenidas en el Plan Estratégico de Gobierno y “se seleccionan primordialmente aquellas que son ejes prioritarios” para el país, y “un mayor impacto social”.