El economista John Dunning, creador de la Teoría Ecléctica, consideraba que la Inversión Extranjera Directa (IED) ocurre cuando “una empresa posee una ventaja competitiva, encuentra un país atractivo y decide internalizar sus operaciones para maximizar beneficios”.
Durante muchos años, Panamá fue uno de los destinos más atractivos para las empresas extranjeras, pero el flujo de capital comenzó a disminuir en 2019, una situación que se agravó con la llegada de la pandemia respiratoria del coronavirus (COVID-19).
Aunque ha habido avances, el país aún está lejos de alcanzar las cifras de 2018, cuando ingresaron 4,750 millones de dólares.
De acuerdo con la Contraloría General de la República, el año pasado la IED alcanzó los 2,832 millones de dólares, lo que representó un incremento de 28.9% en comparación con los 2,197 millones reportados en 2023.
Entre enero y septiembre del año pasado, la IED había acumulado un aumento interanual superior al 68%, pero durante el cuarto trimestre de 2024 se registró una contracción del flujo de capital, pasando de 715.6 millones de dólares en el tercer trimestre a 415.2 millones en los últimos tres meses del año, una caída del 41%.
A pesar del aumento del 28.9% registrado en 2024, la cifra se mantiene por debajo de los 2,906 millones de 2022 y los 3,895 millones de 2019. Actualmente, Costa Rica y República Dominicana son los principales destinos de la IED en la región, con más de 3 mil millones de dólares anuales.
La Contraloría reporta que el incremento del 28.9% entre enero y diciembre del año pasado se debió, en gran parte, a las utilidades reinvertidas, que sumaron 1,747.5 millones de dólares, un alza del 65.9% frente a 2023.
Esta categoría incluye las ganancias de empresas, principalmente bancos de licencia general, que al tener participación en negocios en Panamá optan por no distribuir dividendos, sino reinvertirlos en la generación de más negocios en el país.
En cuanto a la inversión en acciones y otras participaciones de capital, la Contraloría reportó un saldo negativo de 327.2 millones de dólares, debido principalmente a la baja registrada por los bancos de licencia internacional y otras empresas.
En esta categoría se incluyen inversiones que no generan empleo formal ni pagan cuotas a la Caja de Seguro Social, pero que son relevantes porque buscan generar réditos a través de dividendos.
En tanto, el dinero invertido en otro capital registró un monto de 1,412.4 millones de dólares, experimentando un crecimiento del 28.1%, destacando los activos frente a inversionistas directos, que se incrementaron en un 114.4%, y los pasivos frente a inversionistas directos, que aumentaron en 40.8%, en comparación con 2023.
Los activos frente a inversionistas directos son los recursos que empresas panameñas envían a sus matrices o asociadas en el extranjero, mientras que los pasivos corresponden a las inversiones que empresas extranjeras hacen en sus operaciones en Panamá. Ambos reflejan flujos de financiamiento dentro de la relación entre empresas y sus inversionistas.
Aunque el país no ha retornado a los niveles previos a la pandemia en cuanto a la captación de capital extranjero —factor esencial para la generación de nuevas plazas de empleo—, Panamá registró un mejor comportamiento que la IED reportada a nivel mundial en 2024.
Según estimaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la inversión extranjera global disminuyó un 8%, mientras que en Latinoamérica cayó un 9%, principalmente por la menor captación en Brasil y México.
Menos burocracia
El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), Gabriel Diez, señaló que los inversionistas tienen múltiples opciones para colocar su capital, siendo Panamá una de ellas.
Explicó que, en el proceso de toma de decisiones, las empresas ponderan factores como la seguridad jurídica, el funcionamiento del sistema de justicia, la percepción de corrupción, la inclusión en listas discriminatorias, la inestabilidad sociopolítica, la burocracia y la disponibilidad de mano de obra calificada, entre otras variables.
“Tenemos trabajo que hacer en esos aspectos para que todo lo bueno que tenemos —como nuestra ubicación y conectividad, la moneda, la democracia, la calidad de vida y la relativa seguridad comparada con otros países— pueda convencer a los inversionistas”, expresó.
El presidente del Conep confía en que Panamá puede recuperar los niveles de captación de IED previos a la pandemia, pero advierte que hay puntos clave que deben mejorarse, como la reducción de la burocracia y la disminución de los tiempos de aprobación de trámites por parte de las entidades públicas.
Opina que hay sectores estratégicos para atraer más IED, como la industria liviana, la distribución, la tecnología, el agro y la agroindustria, el turismo, y los servicios que utilizan trabajo remoto.
“No es casualidad que lo hayamos hecho en el pasado, ¿por qué no trabajar para volver a donde estábamos?”, acotó.
Más deuda, menos inversión
Por su parte, René Quevedo, experto en temas laborales y consultor empresarial, señala que la evolución de los flujos de Inversión Extranjera Directa es consistente con el deterioro del clima para la inversión privada que ha venido afectando al país, agravado por el cierre de la mina y la pérdida del grado de inversión por parte de Fitch Ratings en marzo de 2024.
Indica que la fuerte caída de la inversión privada también es responsable de que, en 2024, se hayan tramitado 100 mil contratos laborales menos que en 2019, reduciendo significativamente las oportunidades de empleo para grupos vulnerables, como los jóvenes y las mujeres, principales víctimas de la precarización laboral que enfrenta el país.
Para el consultor empresarial, un dato que agrava la situación económica y se suma a la caída de la IED es la disminución de 2,165 millones de dólares en nuevos financiamientos bancarios al sector productivo nacional entre 2019 y 2024.
“Si a esto le añadimos los 900 millones de dólares menos en compras de la actividad minera a 24 sectores de la economía, tenemos que el déficit de circulante en la economía, en comparación con 2019, supera los 4,600 millones de dólares, lo cual ocurre de manera concurrente con un aumento de la deuda externa de unos 27 mil millones de dólares en ese mismo período”.
Señala que los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) reflejan que, entre agosto de 2019 y octubre de 2024, 44,261 asalariados del sector privado perdieron sus empleos, mientras que, en ese mismo tiempo, se incorporaron 19,409 nuevos funcionarios y 28,372 trabajadores informales a la economía.
“Es decir, de cada cinco empleos que hoy genera la economía, tres son informales y dos son funcionarios, lo que significa que hemos hipotecado nuestra economía para financiar funcionarios e informales”, enfatizó.
Presiones externas
Giulia de Sanctis, presidenta de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE), comentó que desde el tercer trimestre de 2024 hasta la fecha, el riesgo país de Panamá —un indicador clave para cualquier inversionista extranjero— ha sido calificado a la baja por varias agencias internacionales, con una tendencia que aún no ha logrado revertirse.

Esta situación, señaló, se ve agravada por la delicada condición fiscal del país y la reciente aprobación de una reforma al sistema de pensiones que no contempla el aumento de la edad de jubilación, lo que ha generado preocupaciones adicionales sobre la sostenibilidad financiera a largo plazo.
También destacó la incertidumbre que persiste en torno al futuro de la mina, la transferencia aún no concretada de acciones de Panama Ports Company (PPC), y los efectos adversos derivados del posicionamiento geopolítico de Panamá en medio de tensiones internacionales, especialmente tras las nuevas políticas de la actual administración de Estados Unidos. Todo este panorama —advirtió— ha llevado a que muchos inversionistas adopten una postura cautelosa, en espera del desenlace de estos factores de riesgo durante el último trimestre del año.