Un reciente informe del Fondo de Promoción Turística de Panamá (Promtur Panamá) señala que la derrama económica de la promoción turística en el 2022 alcanzó los $1,800 millones. Ese año arribaron al país un millón 945 mil visitantes, cifra superior a los volúmenes de los dos años anteriores, pero por debajo de los 2.2 millones de visitantes que recibió el país en el 2019.
El turismo debe ser un sector prioritario, dada su capacidad de impulsar a las demás actividades productivas del país y por ende generar cientos de miles de empleos directos e indirectos a lo largo de la geografía nacional.
La potencialidad del turismo panameño es enorme, pero el sector sigue siendo una “Cenicienta” en materia de impacto socioeconómico, particularmente laboral. 62% de los empleos del sector son informales. Para generar empleos formales necesitamos inversión privada. Sin inversiones no habrá contrataciones.
De cada 100 nuevos empleos generados en el sector de Hoteles y Restaurantes en el 2022, 21 fueron directores/gerentes, 11 trabajadores de servicio al cliente y el resto es mano de obra no calificada, con escolaridad inferior a los 9 años.
La actividad turística ofrece una gran potencialidad para la generación de empleo incluyente, pero necesitamos transmitir confianza de que invertir en Panamá es un buen negocio.
Como referencia, la inversión extranjera directa (IED) turística en México rompió récord histórico con $3,447 millones en 2022, triplicando la cifra prepandemia ($1,091.4 millones en 2019) y duplicando su máximo histórico ($1,645.4 millones en 2017). La IED del sector turístico representa 9.8 % de la IED total en México.
Por su parte, la República Dominicana eliminó todas las restricciones relacionadas al covid-19 en febrero de 2022. El efecto fue inmediato. En el primer semestre del 2022, el turismo dominicano generó $4 mil millones de impacto económico, ocasionado por 3.5 millones de turistas que entraron al país y agregó 25,693 nuevos empleos formales, para llevar el total del sector a 174,604.
República Dominicana cerró el año con más de 7 millones de turistas y 8 millones de visitantes totales, incluyendo cruceros, ambos récords históricos.
No obstante, más turistas no significa automáticamente más empleos formales. Una publicación del Semanario Universidad, de Costa Rica (25.1.2023), titulada “Llegada de más turistas no se traduce en más empleos formales”, señala que en Costa Rica, donde el turismo genera unos 370 mil empleos directos, el número de turistas ya casi alcanza los niveles prepandemia, pero el empleo se mantiene con muy altos niveles de informalidad, la cual en el tercer trimestre del 2022 se ubicó entre el 55% y el 60%.
En Panamá, el impacto laboral y socioeconómico del turismo está subdimensionado, ya que el INEC sólo mide la actividad relacionada con Hoteles y Restaurantes. En el 2017, el INEC publicó un “Avance de la Cuenta Satélite de Turismo en la República de Panamá, 2007-2013″, que provee luces sobre la dimensión real de la actividad turística en Panamá.
Por ejemplo, en el 2012, los Hoteles y Restaurantes emplearon a un poco más de 66 mil trabajadores. Pero al contabilizar las plazas de trabajo generadas por el resto de las actividades de la cadena de valor turístico en Panamá, totalizan 144.8 mil empleos, 43% de ellos asalariados y 57% de autogestión. Ese año entraron al país unos 2 millones de turistas.
Esto tiene tres repercusiones. La primera es que los Hoteles y Restaurantes representan menos de la mitad de los empleos en el sector turístico. Segundo, la cadena de valor del turismo panameño es servida principalmente por microempresarios. Tercero, el turismo y su ecosistema es el tercer mayor generador de empleo en el país, después del Comercio y la Agricultura.
El empleo turístico panameño tiene importantes implicaciones socioeconómicas. Casi 2 de cada 3 trabajadores del sector (Hoteles y Restaurantes) son informales, y 86% de los empleos del sector lo generan trabajadores informales y empresas con menos de 20 trabajadores (MIPYMES).
La minería y la energía han acaparado la atracción de IED hacia Panamá, así como liderado la formación de capital. Pero cabe la pregunta ¿Es posible crear la confianza sobre la demanda, rentabilidad y seguridad jurídica, dentro de una “propuesta de valor” que atraiga inversiones para hacer negocios rentables en el turismo panameño?
Nuestra crisis laboral no es de empleo, sino de confianza. Y para ser confiables debemos ser coherentes. De poco sirve hablar del potencial turístico de nuestro país si no somos capaces de atraer las inversiones que lo hagan realidad. El potencial sin inversión es “ilusión”.