Acceder. En forma aplastante, este milenario vocablo le está ganando la partida al ‘accesar’, surgido del verbo anglosajón to access. Esta invención es un buen ejemplo del empleo fatuo de determinadas expresiones. El uso ha desempolvado el anciano ‘acceder’, y lo ha jerarquizado, en un momento de remolino cultural.
Sobre el arma AK. El inventor del fusil de asalto soviético es Mijail Kalashnikov. AK-47 es el acrónimo de Avtomat Kalashnikov, modelo 1947, que es su denominación. ¿La cigüeña trae tanta AK a nuestras calles?
Historia de la h. Por sí sola no tiene valor fonético. Es distinto cuando está antecedida por ‘c’ y forma el digrama ‘ch’. Tiene sus enemigos, que, al saberla insonora, la rechazan y promueven su decapitación. Inconsecuentes, no intuyen que su muerte implicaría eliminar una historia de siglos, que se remonta a aquellos días de esplendor del Egipto de los jeroglíficos.
Alguien dibujó signos similares a las escaleras, de pie y acostadas. La razón de la ‘h’ está en la etimología. Es una huella sin sonido de la historia de las palabras. La ‘h’ española corresponde a la latina, aquella a la griega, y la griega a la fenicia. Hasta mediados del siglo XVI, la ‘h’ se pronunciaba. Como una aspiración leve. Ese sonido aún es un rasgo dialectal no muy extendido en Canarias, Extremadura, Andalucía y regiones de América. ‘Farina’ era la pronunciación de ‘harina’. Salió del circuito esa aspiración leve. Igual ocurrió con ‘fierro’ (hierro) y ‘facer’ (hacer). En la lengua popular, se dice ‘jalar’ por ‘halar’ y ‘jondo’ por ‘hondo’ (con respecto a la música flamenca, de profundo sentimiento). Esa aspiración leve corresponde a una ‘f’, una ‘j’ o a una ‘g’ (guaca por huaca).
Enroscar, enrocar. Física y auditivamente se parecen, sin embargo sus significados difieren. ‘Enroscar’ es introducir algo en forma de rosca o ponerlo así. Expresión verbal del sustantivo ‘rosca’, que conocemos como una forma redonda, generalmente, en cuyo centro queda un espacio vacío. Como el denominado ‘pan tipo rosca’.
Gracias a un proceso creativo y de realidad social, en Panamá verbo y sustantivo se aplican a un grupo cerrado de poder. Sobre esa materia hablaba con un amigo ilustrado y me confesó su sectarismo raizal. ‘A mi orgullo’, remató. Mente tan brillante enroscada, pensé.
Asunto distinto es ‘enrocar’, que representa el ‘enroque’, aquel movimiento defensivo en el juego de ajedrez, que consiste en mover simultáneamente en el mismo bando la posición del rey y una torre.
‘Enrocar’, además, deriva de la suma de la preposición ‘en’ (función de proceso) y ‘roca’. Un anzuelo, un ancla o lo que fuere se traba en rocas del fondo del mar o del río. En ese caso es más jerga de menesteres característicos de esos lugares.