Perturbada, provocadora, pero también brillante y valiente, la actriz italiana Asia Argento, líder del movimiento #Metoo es una de las personalidades más sorprendentes del cine mundial y esta semana pasó de acusadora a acusada de abuso sexual.
“La actriz, como la prostituta, es solo un instrumento para saciar el sueño de otro director o cliente”, confesó hace unos años la actriz. “¡Qué profesión sublime es la de ofrecer placer!”, agregó.
Argento, una de las primeras acusadores del poderoso productor de cine Harvey Weinstein, estuvo en el centro del escándalo mundial que se convirtió en una campaña para que las mujeres denunciaran los abusos sufridos a lo largo de sus carreras en la industria del cine.
Voz ronca, cuerpo cubierto de tatuajes, Asia confesó públicamente que había sido violada por el productor estadounidense en un hotel de las costa francesa en 1997, cuando tenía 21 años.
Premios
Feroces
Elogiada por su valentía, enaltecida por su contribución a la liberación de las mujeres agredidas, Argento ha sido también blanco de críticas feroces. Para algunos su denuncia, 20 años después, es una forma de darse publicidad por sus fracasos en Hollywood.
La actriz y directora volvió a la primera plana de los diarios con un artículo de The New York Times en el que la acusan de haber agredido sexualmente al actor estadounidense Jimmy Bennett cuando era menor, una acusación que niega.
Su estilo directo y franco, sus escandalosas relaciones sentimentales han generado en ocasiones rechazo por lo que el año pasado anunció que abandonaba Italia por el “clima de tensión fuerte” en contra de ella.
Nacida en Roma, en 1975, ha interpretado personajes marginales, trabajado tanto con importantes directores como para filmes comerciales. En 2007, protagonizó un desnudo para un filme de Abel Ferrara donde subió al escenario con un perro rottweiler y en el 1998, interpretó a una prostituta para el filme New Rose Hotel.