En dos años pasamos de una crisis sanitaria a una socioeconómica tan predecible como previsible, que comenzó a gestarse hace muchos años. El Covid-19, el deterioro de la gobernabilidad y la desconexión del Gobierno con la realidad sólo la aceleraron. En una economía donde el 70% de los empleos son presenciales, todo lo que restringe la movilidad (cuarentenas, toques de queda, miedo al virus, protestas o cierres de calles) inhibe el consumo, genera desempleo y perjudica a panameños humildes.
Sabíamos que el impacto socioeconómico de la pandemia sería muy superior al sanitario. La creciente percepción de injusticia entre las cuotas de sacrificio del Gobierno y el ciudadano de cara a la pandemia, pavimentaron el camino para lo que está ocurriendo.
Este escenario ha servido de caldo de cultivo al agravamiento de una severa crisis laboral. A abril 2022, la tasa de desempleo se ubicó en 9.9%, debido al aumento de la planilla estatal y los informales, mientras que 345 mil panameños (as) reciben el Vale Digital porque no encuentran trabajo. En febrero de 2021, según documentos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), ya había 363 mil funcionarios.
La economía no está generando nuevos empleos, a pesar de los constantes aumentos en el número de funcionarios públicos, uno de los detonantes del actual conflicto social. Entre enero y mayo de 2022 el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) tramitó 99,090 nuevos contratos laborales (80% temporales), cifra 42% inferior a los 171,537 procesados por la entidad para el mismo período del 2019. Ese año (2019) se tramitaron 378,495 nuevos contratos, pero sólo se agregaron 52,040 empleos, todos informales. Como referencia, entre octubre de 2021 y abril de 2022 se añadieron 60,047 nuevos informales. Se está generando prácticamente la mitad de los empleos formales y el doble de los informales que antes de la pandemia.
La precarización laboral es un fenómeno que no comenzó con el Covid-19. Entre el 2011 y 2021, la población en edad productiva (más de 15 años) aumentó en 716,619 personas y 395,693 más panameños ingresaron al mercado laboral (incremento de la Población Económicamente Activa - PEA). Pero a pesar del abultamiento de la planilla estatal, el número de empleos formales (públicos y privados) se redujo en 45,766 plazas.
En ese lapso, la informalidad aumentó de 36.9% a 47.6%, y por cada empleo formal privado perdido, se crearon 5 informales. A abril 2022, la informalidad fue 48.2%. Sin plan de reactivación económica ni generación de empleo, la fórmula “vacunación + subsidios + nombramientos en la planilla estatal, financiados con préstamos”, así como el mantenimiento de un Estado de Emergencia Sanitaria, aceleraron el proceso hacia la crisis social que hoy vive el país.