La confirmación de la condena a prisión contra la expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015) añadió este miércoles un nuevo cariz político a las crecientes protestas sociales que cada semana se suceden en Buenos Aires contra las políticas de ajuste de Javier Milei.
Cientos de militantes kirchneristas volvieron a concentrarse a las puertas de la casa de Fernández para manifestarle su apoyo y otros tantos se sumaron a la marcha que cada miércoles protagonizan los jubilados en los alrededores del Parlamento.
La movilización por las pensiones y los derechos de los mayores ya había sumado en las últimas semanas a otros colectivos -docentes, estudiantes, médicos, científicos, feministas- con sus propias demandas al Gobierno del ultraderechista Milei.
Pero en esta jornada se ha añadido la protesta política tras la decisión adoptada el martes por la Corte Suprema de Justicia de dejar firme una condena de 2022 contra la exmandataria a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

Fernández fue condenada en una causa por irregularidades en la concesión de obras viales entre 2003 y 2015, durante la gestión de su esposo fallecido, Néstor Kirchner, y sus dos mandatos posteriores.
“Tenemos que expresar nuestro repudio al fallo de la Corte, que no solo la condena sino que proscribe a Cristina Fernández de Kirchner en una causa absolutamente amañada y que se transformó en el eje de una estrategia de persecución política y judicial”, dijo a EFE Germán Martínez, presidente del bloque peronista en la Cámara de Diputados de Argentina, presente en la movilización.