Lluvias torrenciales inundaron extensas áreas del este de Australia, con ríos desbordados y carreteras tragadas por el agua, y dejaron al menos un muerto y unas 50,000 personas asiladas.
En apenas dos días, algunas zonas del estado de Nueva Gales del Sur, donde se encuentra Sídney, recibieron la cantidad de precipitación habitual en cuatro meses.
La policía encontró el cuerpo de un hombre de 63 años que se ahogó en su casa en la aldea rural de Moto, unos 400 kilómetros al noreste de Sídney.
En muchos lugares, el agua creció súbitamente y obligó a muchos habitantes a subirse a los tejados de sus casas. Las autoridades despacharon helicópteros, barcos y drones en una operación de búsqueda de otras posibles víctimas y rescate de los habitantes aislados.
“Tengo que decir que nos preparamos para más malas noticias en las próximas 24 horas. Este desastre natural ha sido terrible para la comunidad”, afirmó a la prensa Chris Minns, el jefe del gobierno regional de Nueva Gales del Sur.
El pueblo de Kempsey, un centro agrícola a orillas del río Macleay, quedó anegado sin que los habitantes tuvieran tiempo de reaccionar, dijo su alcalde Kinne Ring a AFP.
La lluvia era “ensordecedora y horrible”, explicó Ring.