El voluntariado se ha convertido en un gran nivelador social para varios países del mundo, aunque muchas veces es visto por como una actividad que no genera retorno económico, ni incentivos fiscales, por lo que lo relegan a una posición marginal en el desarrollo económico de los países latinoamericanos.
Otros sectores con preocupación social, desvalorizan toda actividad que no produzca cambios sustanciales, por lo que lo perciben como un simple acto de caridad.
Sin embargo, desde el año 2,000 se han multiplicado los movimientos de voluntarios en algunos países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú y Uruguay para ayudar a erradicar el hambre y la pobreza. Nos preguntamos ¿es el voluntariado realmente marginal e ineficiente? El gigantesco poder de convocatoria que ha tenido el voluntariado entre los jóvenes debería poner a pensar a los gobernantes y líderes empresariales en el gran potencial que tiene en la economía latinoamericana y de una vez por todas cambiar la visión convencional que se tiene a una visión que permita movilizar esa fuerza que se ha manifestado con gran vigor. Esto es imprescindible en una región con graves problemas sociales.
El voluntariado no solamente se ha convertido en un gran productor de bienes y servicios sociales, sino que tiene una gran capacidad para construir capital social y generar un gran compromiso ético para construir ciudadanía.
América Latina, que se ha caracterizado por ser una tierra fértil en ideales, la semilla del voluntariado puede crecer con facilidad porque el ambiente es propicio para elevar la conciencia social de los ciudadanos y darles la oportunidad de ser agentes de cambio.
En el aspecto político, el voluntariado ha logrado que se conformen numerosas organizaciones de la sociedad civil para incidir en la toma de decisiones de los gobiernos, lo cual es súper importante para el desarrollo integral de una democracia.
Creo que ya es hora de que se le dé al voluntariado la importancia que se merece: cultivarlo en los centros educativos y comunidades, darle más espacio en los medios de comunicación, crear programas de capacitación y otorgar las facilidades necesarias para su crecimiento.
El voluntariado, como nivelador social, es una gran oportunidad para que las personas puedan hacer aportes y generar un impacto positivo en sus comunidades, por lo que se hace necesario crear políticas públicas para fomentarlo efectivamente y generar una mejor calidad de vida para los ciudadanos.
El autor es licenciado en mercadeo y comercio internacional