Hoy nos referiremos a Carlos Lee, el “slugger” (bateador de fuerza) por excelencia panameño, cuyas hazañas en el béisbol de las Grandes Ligas llenaron de satisfacción a todos los istmeños que seguimos este deporte a su nivel más alto.
Carlos nació el 20 de junio de 1976 en Aguadulce, una pequeña ciudad ubicada en la parte más céntrica del istmo y gran productora de sal y azúcar. Sus padres son Carlos Lee Sr. y Olga López de Lee, personas reconocidas en la sociedad aguadulceña, dedicadas principalmente a la honrosa profesión de educadores.
La niñez de Carlos transcurrió de forma normal, asistiendo a la escuela primaria y secundaria, y jugando béisbol con sus compañeros y amigos. Debemos anotar que su amor por el deporte fue altamente influido por su padre, quien también fue un destacado pelotero aficionado al béisbol y al softball.
A los 17 años, Carlos fue firmado por el buscador de talentos local de los Medias Blancas de Chicago e inmediatamente fue enviado al campamento del equipo en República Dominicana, donde inició su carrera como beisbolista profesional.
Carlos Noriel mostró de inmediato su gran talento como bateador, por lo que su paso por Dominicana fue relativamente corto, lo cual lo llevó a la siguiente etapa: las Ligas Menores en los Estados Unidos. Su paso por las Ligas Menores también fue estruendoso por su capacidad de bateo. Cuando Carlos jugaba en las menores de los Medias Blancas, en alguna oportunidad pude ver su foto en el USA Today, donde se describía su gran calidad de prospecto como “The Panamanian Hitting Machine” (La Máquina Panameña de Bateo).
Finalmente, el 7 de mayo de 1999, el de Aguadulce fue llamado al equipo grande de los Medias Blancas, donde, en su primer turno al bate, conectó un largo cuadrangular por el jardín central, ganándose el aprecio y la admiración de los asistentes. En su primer año, Carlos logró batear para .293, con 16 cuadrangulares y 84 carreras impulsadas, excelente para un novato, pero había mucho más que contar. Carlos jugó un total de 13 temporadas en las mayores, con un promedio de bateo de .285, 358 cuadrangulares y 1,363 carreras impulsadas. En cinco de esas temporadas conectó 30 o más cuadrangulares, lo cual lo clasifica entre los grandes. Su gran total de vuelacercas fue 358, y algunos periodistas panameños y norteamericanos opinan que Carlos, con su bateo explosivo, merecía ser admitido en el Salón de la Fama.
Desafortunadamente, los votos a su favor no fueron suficientes para tal distinción.
Este sólido panameño, quizás por su gran fuerza al batear, fue bautizado como “El Caballo”, y en el equipo donde obtuvo sus mayores logros, los Astros de Houston, un grupo de sus seguidores conformó una agrupación llamada “Los Caballitos”, que vitoreaban a nuestro compatriota cada vez que tomaba un turno al bate.
En resumen, este prodigioso bateador panameño jugó para los Medias Blancas de Chicago, los Cerveceros de Milwaukee, los Rangers de Texas, los Astros de Houston y los Marlins de Miami. Fue escogido tres veces al Juego de Estrellas y ganó en dos ocasiones el Bate de Plata. Además, conectó a lo largo de su carrera 17 cuadrangulares con las bases llenas (Grand Slams), ubicándose como séptimo en la historia, empatado con Jimmie Foxx y Ted Williams entre los jugadores que más lo han logrado. Siete de estos grand slams fueron con los Astros de Houston, récord para ese equipo, empatado con José Altuve y Alex Bregman.
Como dato curioso, debo decir que en la familia de Carlos —entre su padre, hijos y hermanos— hay nueve personas que llevan el nombre de Carlos, lo que también constituye un récord. Nuestro héroe de hoy es un prominente ganadero y recientemente ha sido escogido como presidente de la Liga Profesional de Béisbol de Panamá (PROBEIS).
Indiscutiblemente, Carlos Lee es el mejor “slugger” que ha producido nuestra patria.