El Desquiciado manifestó enfáticamente que Gringolandia no necesita de ninguno de los países de América y más bien ellos son los que necesitan de la potencia con la fuerza bélica más letal del mundo. Qué forma más despreciable de tratar a todos sus vecinos, además de ser una falsedad, ya que estas actitudes, así como los aranceles punitivos, le han repercutido internamente, afectando a sus ciudadanos consumidores, mermando el turismo visitante, además de crear un efecto repulsivo a todo lo que huele al trumpismo.
China, en cambio, ha estado promoviendo la reunión ministerial del FORO CHINA-CELAC que se desarrollará próximamente en Beijing, con invitaciones a los 33 países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuyo objetivo sería fortalecer la cooperación y las relaciones entre China y la región. Las invitaciones han sido extendidas a los cancilleres y secretarios de Estado de los países miembros. A la fecha han confirmado asistencia más de dos terceras partes de los 33 países, incluyendo a los presidentes Gabriel Boric de Chile, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia, quienes se reunirán con el presidente de China, Xi Jinping.
Cumpliendo con las directrices de su mandato claro, el pelao que le hace los mandados en Panamá vocifera que “China no es un buen aliado para Panamá ni de nuestro hemisferio”. Leyendo entre líneas, pareciera decir que no solo quieren a Canadá y Panamá, sino que quieren apropiarse de todo el hemisferio. Qué cambio más radical a ese mensaje anterior de que no necesitan de nadie en el continente americano. En su lenguaje piensan que América es su bloque que va desde Alaska hasta la Tierra del Fuego e incluye todas las islas del Caribe, muy similar al cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América, como pretendieron.
Ahora resulta que China es una influencia maligna para este hemisferio, cuando lo que ha estado haciendo durante muchos años es recoger todas las alianzas que abandonó Gringolandia con un desprecio olímpico, y que ahora está sintiendo las consecuencias, pero que quiere retomarlas a la fuerza del garrote. China, con esa serenidad oriental, ha estado tendiendo la mano y estableciendo cada vez una presencia más notable en todo el territorio, lo que ahora consideran como una “influencia maligna” y un peligro para la seguridad nacional de ellos.
La envidia que le tienen a los logros alcanzados por China a lo largo de los años ha sido causada por la complacencia gubernamental gringa, el fomento del consumismo de sus ciudadanos y el alejarse de una economía orientada a la industria, que ahora pretenden reversar de la noche a la mañana, principalmente enfocados en esos aranceles punitivos que fomentan el aislamiento. Pareciera que no han logrado entender que la mano de obra técnica e industrial toma años en formarse, así como establecer los mecanismos de fabricación para consumo propio.
Senadores y congresistas demócratas y republicanos acaban de hacer público y de presentar el “SHIPS for America Act”, cuyo propósito será el de revitalizar la industria naviera mediante la construcción de barcos, potenciar las industrias del comercio marítimo, así como el abanderamiento de barcos para contrarrestar el dominio chino de los mares. El senador Kelly admitió que solamente tienen 80 barcos con bandera americana en la marina mercante, en comparación con los 5,500 que tiene China dominando el comercio marítimo. Indicó en su discurso que necesitan barcos cuyos tripulantes sean ciudadanos y que transporten los bienes desde y hacia sus puertos, además de que en tiempos de guerra puedan suplir las necesidades de sus tropas donde estén estacionadas. Otro dato de la decadencia naval gringa es que China tiene la capacidad de producir 1,000 navíos de alta mar al año, mientras que ellos construyen aproximadamente 5.
Cambiando el tema, vamos a referirnos ahora a la “deshonestidad intelectual”, término este que utilizan para calificar a los que tienen el derecho de disentir con el maligno Memorándum de Entendimiento. En lengua bicéfala se expresa diciendo que “Puedo decir que he visto la versión en español e inglés, son idénticas”. ¡Waoo! Que se mire en el espejo y verá el reflejo de una cara con “deshonestidad intelectual”.
Volviendo al tema inicial de este escrito, pareciera que el canciller panameño no ha recibido la invitación para asistir a la reunión ministerial del Foro China-CELAC a celebrarse en Beijing próximamente. Estas invitaciones empezaron a circular desde principios de año y ya dos terceras partes de los 33 países han confirmado asistencia. ¿Será que cunde el pánico en Palacio y no se han atrevido a informar a los ciudadanos sobre esta invitación recibida? ¿Será que se atreverían a negar la representación de Panamá en tan augusto foro? Dudo que el Gringuillo asista como invitado especial como los otros tres presidentes, y a quien le corresponde asistir es al canciller, pero de seguro este piensa dos veces antes de ir, para evitar que le quiten su golden visa o cualquier otra cosa que le hayan prometido. De seguro, de mandar a alguien, mandarán al mensajero o aseador de la Cancillería para que represente a Panamá: grave ofensa protocolar. Realmente sería el momento perfecto para conversarle a China, aunque sea en esta etapa de concepción, el ambicioso proyecto del canal seco en el occidente del país, uniendo por carreteras y líneas ferroviarias los dos megapuertos que se construirían en el Atlántico y Pacífico para potenciar el centro logístico de Panamá.
El autor es ciudadano.