Para los que creen que razones económicas no constituyen casus belli, vayan al siglo XIX, cuando potencias como Gran Bretaña, en 1840, emprendieron la Guerra del Opio contra precisamente China, para imponerle sus demandas económicas. Hoy las causas se invierten; China exporta a Estados Unidos 440 mil millones de dólares al año. La potencia norteamericana 140 mil millones. Pienso que China no va a ceder a los aranceles impuestos de 104% a sus importaciones. Trump alega que quiere traer la producción a Estados Unidos. Pero ¿con qué fuerza laboral cuenta? ¿Norteamericanos que ganan como salario mínimo hasta 18 dólares? ¿Alguien los ve frente a las máquinas de coser trabajando 18 horas al día, durmiendo en las fábricas, casi sin días libres? Es una ironía que la fuerza laboral que lo haría, o sea, los inmigrantes ilegales, en una contradicción absurda, Trump los está expulsando.
Xi Jinping, que se considera el sucesor de Mao, por presiones del Partido Comunista, no puede ceder al chantaje. Entonces, ¿qué alternativas le quedan? Pienso que, ahora que no tiene nada que perder, aumentará la presión sobre Taiwán, a la que consideran la “provincia rebelde”. Estados Unidos dice que defenderá a la isla, pero se encuentra a miles de kilómetros de distancia, mientras China, todos estos años, ha construido infraestructuras en el mar del Sur de China. Trump tiene cierta razón en tratar de balancear el intercambio comercial, pero no como lo está haciendo, “a la brava”.
¿Se impondrá la Trampa de Tucídides, enunciada por el historiador griego de las Guerras del Peloponeso, hace más de 2,500 años, que alega que cuando una potencia emergente trata de reemplazar a la vigente, esto culmina en una guerra? Definitivamente el contexto mundial ha cambiado. A un sistema liberal de intercambio comercial, de libre comercio de mercancías e ideologías que se desarrolló en Bretton Woods al final de la Segunda Guerra Mundial, Trump, en unos cuantos meses, lo ha llevado a lo que parece una aberración del mercantilismo de los siglos XVIII y XIX.
Ciertamente, el último capítulo de esta saga está por escribirse.
El autor es internacionalista.