Cerro Patacón

Ciudad de Panamá: atrapada en la basura, la inacción gubernamental y la crisis sanitaria

La ciudad de Panamá, compuesta por dos distritos —San Miguelito y Panamá— adolece de un sistema obsoleto para la gestión de los desechos sólidos. En palabras más cristianas: no hay quien recoja la basura. Es una situación que se arrastra desde hace más de un cuarto de siglo, período en el cual no ha primado la búsqueda de una verdadera solución a este problema grave, sino la rebusca, las contrataciones leoninas y la satisfacción de intereses particulares, tanto de empresas como de funcionarios, empresarios y, sobre todo, de políticos.

De ninguna manera estas prácticas ayudan a que la ciudad de Panamá logre ser un sitio limpio, sin contaminación y digno para que vivan más de un millón y medio de ciudadanos. Por el contrario, la capital se ha convertido en un gran basurero: bolsas de basura tiradas por todas partes, vendedores informales en las calles, tinaqueras rotas y abandonadas, fondas insalubres que operan en medio de la basura, ratas y aguas contaminadas.

La peor situación se observa en las calles del distrito de San Miguelito, donde no existe ningún tipo de gestión de desechos. Recorrer sus calles es una experiencia deprimente, pero lo más alarmante es la indolencia de los propios afectados: ciudadanos que exponen a sus hijos y continúan sus actividades cotidianas rodeados de basura y miseria. San Miguelito es un distrito desamparado por su propio municipio: no tiene camiones, ni personal, ni técnicos, ni una empresa confiable que haga el trabajo, y mucho menos un sitio adecuado para disponer la basura.

La empresa Revisalud —que a veces recoge los desechos— los deposita en Cerro Patacón, manteniendo una deuda de unos 20 millones de dólares con la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), entidad que administra el relleno sanitario. Esta empresa no paga un centavo por tirar la basura allí. Es decir, la AAUD —que no puede ni con su propia carga— subsidia a una empresa privada colombiana como Revisalud. ¡Imagínese! Sería interesante averiguar si, además, la alcaldía de San Miguelito le paga a Revisalud por el “mal servicio” que brinda.

Todo el sistema actual funciona como un engaño cotidiano a los ciudadanos, sin escrúpulos. Esto ocurre porque quienes manejan los residuos no quieren renunciar al discurso que han sostenido durante años y que, con el mínimo esfuerzo, les ha dado réditos políticos o económicos. El tema de los residuos fue parte de las campañas de los actuales alcaldes de Panamá y San Miguelito. Incluyeron la promesa de resolver el problema, pero después de un año en el cargo no han hecho absolutamente nada, aunque siguen prometiendo que lo harán.

Llama la atención que ninguno de los dos alcaldes sabe, a ciencia cierta, qué hacer. No lo saben porque no han estudiado el problema, porque carecen de conocimiento técnico y porque nunca han manejado una empresa que les permita entender lo que se necesita para resolver esto a largo plazo. En San Miguelito, se contrataron consultores para asesorar a la alcaldesa, pero la gran pregunta es: ¿ella escuchará a los especialistas o seguirá actuando como si lo supiera todo? Una pregunta retórica.

Por otro lado, el alcalde “informático” del distrito de Panamá ni siquiera ha intentado buscar una solución a un problema que es de su competencia directa. La existencia de la AAUD es, en sí misma, cuestionable: la Constitución de la República de Panamá otorga a los municipios —incluido el de Panamá— la competencia exclusiva para la gestión de desechos sólidos. No a una entidad como la AAUD, que de hecho no tiene la capacidad ni los recursos para ejecutar soluciones eficaces. En los últimos años —incluido el actual—, lo único que ha hecho bien la AAUD es gastar dinero en gestiones estériles, sin dejar soluciones reales.

Recientemente, la AAUD lanzó una convocatoria para licitar la construcción de una nueva tina de vertido en Cerro Patacón. Sin embargo, basta con revisar el pliego de cargos para notar errores garrafales: aún hacen referencia a la ANAM, que ya no existe, y citan el decreto 123 de 2009, cuando el marco ambiental vigente es de 2024. Con una institución así, ¿a dónde iremos a parar con la gestión de la basura en la ciudad de Panamá? Sí, ya se sabe: al basurero.

¿Tiene el gobierno actual, con la AAUD, la capacidad para resolver este problema? No.¿Pueden resolverlo los municipios? Tampoco.

Entonces, ¿qué pasará con la grave afectación que sufre la ciudad por la ausencia de gestión de los residuos urbanos, domiciliarios y comerciales? Pues el problema continuará, y se agravará.

En 2029, la basura volverá a ser un tema electoral importante, sobre todo en la contienda por las alcaldías. Se plantearán nuevas soluciones, se lanzarán acusaciones, se harán mea culpas… ya veremos.

Mientras tanto, la Ley 276 de diciembre de 2021 duerme el sueño de los justos, pese a que podría ser el punto de partida para comenzar a solucionar este grave problema.

El autor es ambientalista.


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