Exclusivo Suscriptores

Constituyente o reforma: el dilema de 2029

En medio del debate político nacional, dos narrativas avanzan en paralelo: por un lado, la promesa de una Asamblea Constituyente para refundar la República y, por otro, el impulso de reformas al actual Código Electoral con miras a las elecciones generales de 2029. A primera vista, estas dos agendas parecen incompatibles. Si la promesa de una Constituyente es real y transformadora, ¿para qué reformar el marco electoral que supuestamente será reemplazado?

La promesa de una Constituyente: ¿esperanza o estrategia?

  • La Constituyente ha sido presentada como la solución definitiva para enfrentar la crisis de representatividad, corrupción y desconfianza institucional.

  • Promete romper con el sistema actual, reescribir las reglas del juego y dotar al país de una nueva arquitectura política y social.

  • Pero, ¿es una promesa con intención real de cumplirse o una herramienta retórica para apaciguar el descontento ciudadano?

Reforma al Código Electoral: ¿para qué sistema?

  • Mientras se habla de Constituyente, el mismo sistema político trabaja para reformar un Código Electoral que rige elecciones bajo las reglas actuales.

  • Estas reformas implican ajustes en la distribución de curules, el financiamiento público, las postulaciones por libre postulación, entre otros aspectos.

  • Si realmente se espera que una nueva Constitución cambie el sistema político de raíz, ¿por qué invertir esfuerzo político en ajustar el modelo vigente?

La contradicción como reflejo de una transición ambigua

  • Esta coexistencia de agendas opuestas refleja una transición incompleta: se reconoce que el modelo actual está agotado, pero se sigue operando dentro de él.

  • El país vive entre dos tiempos: el del sistema que se resiste a morir y el de uno nuevo que aún no nace.

  • Esto puede ser una estrategia deliberada para ganar tiempo, mantener el control y evitar cambios profundos antes de 2029.

El riesgo de la desmovilización y la desilusión

  • Si las promesas de cambio profundo (la Constituyente) no se concretan, y las reformas solo maquillan lo viejo, aumentará el desencanto ciudadano.

  • La democracia pierde legitimidad cuando el sistema parece jugar a dos bandas: simula cambio, pero asegura continuidad.

Más que una contradicción, la simultaneidad de una promesa constituyente y la reforma del Código Electoral es la expresión más clara de la política panameña actual: una realidad que se adapta, disfraza y sobrevive. Queda en la ciudadanía exigir coherencia, participación real y un compromiso genuino con la transformación que tanto se anuncia.

El autor es abogado.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Bono permanente y navideño para jubilados y pensionados en diciembre 2025. Leer más
  • Panamá alcanza su segunda mejor posición histórica en el ranking FIFA. Leer más
  • Motores sin inscripción y con alteraciones fueron hallados en una residencia. Leer más
  • Tribunal Electoral recibe solicitudes de revocatoria de mandato, incluida la alcaldesa de Arraiján y dos diputados. Leer más
  • Revocan detención a dirigente de Sitraibana Francisco Smith. Leer más
  • ¿A dónde llegarán las agroferias este 11 de julio? Revisa aquí los puntos de venta. Leer más
  • ‘Preocupación por la estabilidad laboral’: Ábrego, secretario general de Asoprof. Leer más