El título de este artículo suele atribuirse a Don Quijote. Dicha afirmación es incierta. El verdadero origen de esta expresión está en el Cantar de mio Cid, cuando Rodrigo Díaz de Vivar le dice al rey Alfonso VI: “Muchos males han venido por los reyes ausentes”, y el rey contesta: “Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”. Es decir, hechos tan sorprendentes o absurdos que hasta las piedras hablarían.
Las últimas declaraciones sobre que los barcos y naves, tanto militares como comerciales, con bandera estadounidense, además de tener paso expedito, no pagarán peaje por el Canal de Panamá, ¡han causado perplejidad!
Ante este hecho, se le preguntó al presidente José Raúl Mulino qué tan cierta era la noticia. Su respuesta, para variar: “No me concierne dar esta información; es la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) quien les puede dar respuesta”.
La ACP es una entidad autónoma del Estado panameño, encargada de la administración y operación del Canal de Panamá. Su máxima autoridad es el administrador, designado por la Junta Directiva del Canal.
La Junta Directiva está conformada por el director que la preside —designado por el presidente de la República— y que, a su vez, ejerce como ministro para Asuntos del Canal e integra el Consejo de Gabinete, cuyo jefe máximo… es el presidente. Otro director es designado por el Órgano Legislativo. Los nueve restantes también los designa el presidente, y deben ser ratificados por la Asamblea Nacional por mayoría absoluta. El periodo de cada uno es de nueve años.
Entonces, el presidente, siendo la máxima autoridad del país y conociendo los hechos, como en efecto los conoce, debe informar con claridad y sin medias verdades.
¡Hable claro, presidente! ¡No se puede quedar bien con Dios y con el diablo!Haga gala de su slogan: “con paso firme”.Díganos la verdad, pero dígala usted.Acompáñese de su equipo de trabajo, de sus ministros, y bríndele tranquilidad a la ciudadanía.Hágalo con respeto, sin epítetos.
Lo mismo aplica para el canciller, quien fue a regañadientes a la Asamblea a rendir cuentas sobre diversos temas, entre ellos las presiones sostenidas por las firmas del memorándum de entendimiento y la declaración conjunta. Su respuesta fue: “El último panameño que se atrevió a desafiar a los Estados Unidos, con machete en el estrado y afirmaciones provocativas, no le fue bien”.
¡Pésima respuesta! Al buen entendedor, pocas palabras.Se comparó con un militar de otra época y en otras circunstancias.Por este tipo de respuestas hemos quedado como “cucaracha en baile de gallinas”.
El manejo gubernamental interno no va por buen camino.Entidades como el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu) están buscando el chen chen para cumplir compromisos adquiridos, como el pago a becados en el extranjero.
Por tal razón, están solicitando a la Asamblea Nacional que se les aprueben partidas y traslados. Pero también están “rebuscando” préstamos que, según ellos, son morosos. Tal es el caso de uno otorgado en 1971, por un monto aproximado de cinco mil dólares, incluyendo el interés del 5% anual. La mensualidad fue pactada en 70 dólares por cinco años. El préstamo se pagó durante más de 30 años. La persona que lo pagaba falleció en 2006; el primer codeudor falleció en 1999, y el segundo codeudor, de 95 años, tiene una cuenta de ahorros de cuatro cifras bajas, la cual fue secuestrada.
¡Cosas veredes!
¿Y los apoyos económicos que se iban a investigar y que se dieron por miles de dólares? ¿Se cobraron?
Indigna que haya chen chen para aumentos de cuatro mil dólares y planillas millonarias de los “cinco jinetes del apocalipsis”, pero para el ciudadano de a pie, que tiene que bregar a diario por el sustento de su familia y encima estirar ese pago quincenal… ¡no hay chen chen!
Por eso, cosas veredes, presidente, que farán fablar las piedras.
La autora es arquitecta.