Era un sábado cualquiera. Marta decidió ir al supermercado con su hija de cinco años, Andrea. Juntas hacían las compras semanales, reían, escogían qué comprar para la lonchera de la escuela y planeaban qué postre preparar ese fin de semana. Todo iba bien, hasta que Marta se detuvo un segundo para leer la etiqueta de un producto. Andrea estaba justo a su lado... o eso pensaba. En cuestión de segundos, su hija desapareció.
Marta sintió cómo el corazón se le salía del pecho. Gritó su nombre, corrió por los pasillos, pidió ayuda. Lo que comenzó como un día normal se convirtió en una pesadilla que ningún padre desea enfrentar. Por suerte, en el supermercado activaron rápidamente los protocolos de seguridad interna y se contactó a las autoridades. En menos de una hora, y gracias a la activación de la Alerta Amber, Andrea fue localizada a pocas cuadras del lugar. Un desconocido la había convencido de salir del establecimiento. La historia tuvo un final feliz.
Si bien la historia de Marta y Andrea es ficción, representa una situación que podría ocurrir en cualquier momento. Un momento de distracción, una decisión equivocada y la vida puede cambiar para siempre. Por eso es vital que todos los padres y cuidadores conozcan qué es la Alerta Amber y cómo puede ser una herramienta clave para encontrar a un niño desaparecido.
¿Qué es la Alerta Amber?
La Alerta Amber es un sistema de difusión masiva de información sobre menores de edad desaparecidos, diseñado para facilitar su búsqueda inmediata. Su objetivo es movilizar a la ciudadanía, los medios de comunicación y las autoridades en el menor tiempo posible.
En Panamá, este sistema se activa a través del Ministerio Público, una vez se ha recibido la denuncia de desaparición y se ha verificado que se cumplen ciertos criterios. Uno de los requisitos clave es que la persona desaparecida sea menor de 18 años. También se evalúa si existen indicios de riesgo para su integridad física o emocional.
Una vez se activa la alerta, se difunde ampliamente la información del niño o adolescente: nombre, fotografía, edad, descripción física y circunstancias de la desaparición. Esta información aparece en redes sociales, medios de comunicación, pantallas digitales e incluso en aplicaciones móviles. El objetivo es que todo el país esté en alerta y pueda colaborar en la pronta localización del menor.
¿Por qué cada minuto cuenta?
El sistema Amber se basa en una premisa clara: los primeros minutos y horas tras la desaparición son vitales. La probabilidad de encontrar a un niño sano y salvo disminuye con el paso del tiempo. Por eso la respuesta debe ser rápida.
Si sospechas que tu hijo ha desaparecido, no esperes. Acude de inmediato a la Policía Nacional o al Ministerio Público. No es necesario esperar 24 horas para presentar la denuncia. Actuar rápido puede marcar la diferencia entre una separación momentánea y una tragedia.
¿Qué nos dicen las cifras?
Hasta el 11 de abril, en Panamá se han activado 190 Alertas Amber. Gracias a la respuesta oportuna y al trabajo conjunto de autoridades y ciudadanos, 170 menores han sido encontrados y regresaron a salvo con sus familias. Sin embargo, 20 niños aún permanecen desaparecidos. Sus casos siguen bajo investigación activa por parte del Ministerio Público.
Estas cifras reflejan que la Alerta Amber sí funciona, pero también nos recuerdan la importancia de mantenernos atentos, informados y listos para actuar ante cualquier señal de alerta.
¿Qué podemos hacer los padres?
La mejor herramienta para prevenir una desaparición es la vigilancia constante. Aquí algunos consejos prácticos:
Nunca pierdas de vista a tus hijos en lugares públicos.
Enséñales su nombre completo, tu número de teléfono y qué hacer si se pierden.
Explícales que nunca deben irse con extraños, sin importar lo que les digan.
Denuncia inmediatamente si desaparecen. No minimices la situación ni pierdas tiempo.
Comparte las alertas oficiales en redes sociales. Puedes ser parte de la solución.
La Alerta Amber es mucho más que un cartel con la foto de un niño. Es un llamado urgente a toda la sociedad para unirse en la búsqueda de un menor desaparecido. Es una carrera contra el tiempo, donde la activación temprana puede marcar la diferencia.
Porque mientras más ojos y oídos estén buscando, más posibilidades hay de que nuestros niños regresen a casa.
La autora es pediatra.