Mientras Panamá discute temas como educación, desempleo y seguridad social, otra deuda se acumula sin debate: el costo del embarazo adolescente. El nuevo estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) mide, por fin, el impacto socioeconómico de la maternidad entre los 15 y 19 años.
No es solo una tragedia íntima; es una pérdida masiva de capital humano, de ingresos futuros y de bienestar social. Cada embarazo adolescente representa oportunidades laborales y educativas canceladas. Son niñas criando niñas, sin redes de apoyo, atrapadas en ciclos de pobreza y desigualdad. Y el Estado, en lugar de prevenir, reacciona tarde y mal.
La evidencia está servida. Falta voluntad para implementar educación sexual integral, acceso real a salud reproductiva y protección efectiva contra el abuso. No es moralismo: es política pública.
El país no puede seguir pagando el costo de mirar hacia otro lado. Invertir en las adolescentes es proteger el presente y asegurar el futuro.