La crisis en Bocas del Toro exige algo más que consignas y bloqueos. Tras más de un mes de huelga y cierres de vías, la provincia sigue atrapada en una espiral de desabastecimiento, desempleo y tensión social. Mientras productores, trabajadores y ciudadanos suplican por una reapertura que les permita recuperar algo de normalidad, líderes como Francisco Smith, de Sitraibana, optan por radicalizar el conflicto. No bastaron las calles cerradas ni las pérdidas millonarias: ahora pesan sobre él denuncias por delitos contra la seguridad colectiva y amenazas públicas a periodistas y ciudadanos. A esto se suma la retórica de figuras como Diógenes Espinoza, que ha advertido con tomarse oficinas públicas. La protesta es un derecho legítimo, pero su instrumentalización política y el uso del caos como herramienta de presión traicionan la causa que dicen defender. La vida de una provincia no puede ser moneda de cambio. Bocas necesita soluciones, no discursos incendiarios.
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Hoy por hoy: ¿Hasta cuándo el colapso como estrategia?
05 jun 2025 - 05:02 AM