La huelga del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs) ha paralizado más de 90 obras del Ministerio de Obras Públicas (MOP), impactando gravemente a miles de ciudadanos que esperaban mejoras en infraestructura vial, puentes, carreteras y otras obras esenciales. Este paro no solo afecta a las empresas constructoras, sino que también repercute directamente en la economía y calidad de vida de los panameños.
La paralización de estos proyectos incrementa los costos, pues las empresas pueden solicitar extensiones de tiempo y compensaciones económicas, gastos que finalmente recaen en los contribuyentes. Además, el retraso en la entrega de las obras impide que los ciudadanos accedan a servicios vitales, como los zarzos en la Comarca Ngäbe-Buglé, fundamentales para que los niños crucen ríos de forma segura.
El Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá, una obra clave para la conectividad y el desarrollo del país, también sufre el impacto del paro. Esta infraestructura es crucial para los cientos de miles de ciudadanos que viajan diariamente entre Panamá Oeste y la ciudad capital, quienes pierden horas atrapados en interminables tranques que deberían aminorarse con la nueva vía.
Mientras la huelga continúa, los panameños quedan atrapados en los intereses políticos de un sindicato que, lejos de defender los derechos de los obreros, ha convertido su plataforma en un instrumento de lucha ideológica, ignorando el mandato democrático expresado en las urnas.