El director de Pandeportes, Miguel Ordóñez, ha dicho en voz alta lo que por años se ha murmurado: las federaciones deportivas manejan bienes del Estado como si fueran propios, sin transparencia ni rendición de cuentas. Están usando estadios públicos, generando ingresos con eventos y taquillas, sin aportar “ni un dólar” al erario. Esta situación es inaceptable.Muchas de estas federaciones están controladas por políticos o figuras con vínculos partidistas, lo que agrava el problema. El caso del estadio Kenny Serracín lo demuestra: pese a haber sido inaugurado hace pocos años y costar más de $18 millones, hoy se encuentra deteriorado y será cerrado para reparaciones. Más allá del abandono físico, el problema es estructural: la ausencia de fiscalización y el silencio cómplice de quienes han tolerado esta cultura de privilegios. Es hora de revisar los convenios con las federaciones, exigir auditorías y asegurar que los bienes públicos sirvan al interés colectivo, no a negocios particulares con respaldo político.
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Hoy por hoy: Negocio privado con los estadios públicos
30 abr 2025 - 05:03 AM