En La rebelión de las masas, Ortega y Gasset observa que cuando el pueblo sufre por hambre, su reacción instintiva es destruir la panadería. No razona que la panadería, aunque insuficiente, le da sustento. El impulso inmediato es arrasar con lo que tiene enfrente. Bocas del Toro es hoy un retrato brutal de esa metáfora. Tras años de abandono estatal, la región sufre la salida de Chiquita, dejando a 5 mil personas sin empleo. El cacao no puede exportarse porque los cierres lo impiden. Comercios saqueados, clases suspendidas, hospitales sin acceso. Todo en nombre de una reforma a la ley de la Caja de Seguro Social que ya ni siquiera ampara a quienes perdieron su trabajo. Y mientras todo se desmorona, desde la comodidad de su casa en Boquete, el señor feudal de Bocas lanza un comunicado acusando al gobierno del caos… el mismo caos que él ha cultivado durante más de 20 años como máxima autoridad electa en la provincia. ¿Quién gana? No el pueblo. Solo los que lucran con la ruina.
Exclusivo Suscriptores
Hoy por hoy: Pan y ruina
21 jun 2025 - 05:04 AM