BlackRock es el “money manager” o administrador de fondos más grande del mundo, con 11.5 trillones de dólares (millones de millones) en activos bajo administración. Es una compañía que cotiza en bolsa, lo que significa que no tiene un único dueño, sino que son miles de inversionistas los propietarios.
La transacción de los puertos fue por 19,000 millones de dólares, incluyendo una participación en otros puertos que operan en 23 países. Aunque BlackRock es la compañía que hace la compra, al ser una administradora de fondos, son sus clientes, a través de estos fondos, principalmente los que participan en esta inversión de manera indirecta. Independientemente del tema político, veo dos aspectos positivos de la transacción.
El primero es que, aunque las cifras de Panama Ports no son públicas, dentro de la transacción, estos dos puertos (Balboa y Cristóbal) deben haber sido valorados en al menos un buen par de millones cada uno. Esta es una cifra grande tanto para Panamá (no recuerdo haber visto una transacción tan grande en los últimos años) como para BlackRock.
Aunque es una operación global y el dinero va a un privado en Hong Kong, la apuesta de BlackRock es a Panamá. Esta inversión manda un mensaje claro de seguridad al inversionista y potencial del país.
Así mismo, es una compañía estadounidense respetada globalmente, lo cual no es menos importante. Lo segundo es que, aunque, en el discurso, el pasado martes, de Trump frente al Congreso, volvió con su retórica sobre el Canal de Panamá, esta transacción es un paso más hacia adelante en este impasse con nuestro aliado más importante. Es un paso más hacia que se nos permita centrar nuestra atención en nuestros problemas vitales que requieren atención inmediata, como lo es la Caja del Seguro Social.
Muy importante resaltar que lo anunciado es solo un acuerdo en principio, y está sujeto a autorización regulatoria.
El autor es financista.