El exministro de Obras Públicas Rafael Sabonge no solo resultó un bueno para nada, sino que ahora nos enteramos de que todas esas adendas que hizo a los contratos del cuarto puente sobre el Canal –que supuso, además, años de retraso en su construcción– así como en el de la línea 3 del metro no fueron más que absurdos y estupideces que nos costarán a los panameños más de mil 800 millones de dólares en sobrecostos. Pero, en el “duro” camino que transitó como ministro, la riqueza le guiñó el ojo. Cuando entró al gobierno, sus proyectos inmobiliarios eran, al igual que él, una suma de fracasos que le valieron querellas en tribunales y en instituciones del Estado, tanto de bancos como de sus insatisfechos clientes, que cuando lo visualizan en su imaginación, no es para aplaudirlo ni para elogiarlo. Pero el Sabonge de hoy es otro, muy distinto al pobre diablo que le dieron un ministerio en 2019.

Dice el actual ministro de obras Públicas, José Luis Andrade, que los cambios efectuados a los planos originales de esos proyectos no funcionarían, por lo que se ha tenido que volver al diseño original; que uno de los financiamientos para estas obras fue rechazado, a pesar del bajo costo de la tasa de interés, pero no tuvieron problemas después para coger un financiamiento cuyos intereses casi alcanzaban el 9%, lo que supone el pago de centenares de millones más. Y el cacareado túnel por debajo del cauce del Canal de Panamá nunca fue necesario, fue un costoso capricho. ¿Cómo pudo Cortizo mantener a semejante incapaz en su gabinete? La respuesta puede que esté en el hecho de que Cortizo no gobernaba, sino que puso al frente de su gobierno a otro más idiota que Sabonge.

La lista de idioteces del exministro es más larga. Y si pudo ser tan incapaz en un par de proyectos, no quiero ni pensar en el resto de las obras que promovió este ministerio bajo su incompetente gestión. Desconozco el criterio que usó el expresidente Cortizo para poner al frente del MOP a alguien que evidentemente padecía del mal que produce la ausencia de tiroides y neuronas. No solo cometió imperdonables negligencias, sino que dejó la red vial nacional como camino de penetración, como vías rurales, incluso en la ciudad capital. Y todavía no salimos del problema en el que nos dejó a todos los conductores del país, porque este gobierno sigue tratando de parchar las calles y carreteras que nos heredó la infinita ineptitud de este exfuncionario.
Todas estas torpezas, negligencias y la sórdida indiferencia que mostró ante los problemas que debía resolver desde el MOP me han llevado a pensar qué era lo que hacía Sabonge cuando se sentaba en su pupitre. ¿Mirar catálogos de yates y carros de alta gama? ¿O el calendario de juegos de fútbol en España? ¿O en qué cancha del extranjero iba a jugar golf? ¿O dónde comprar el costoso mobiliario de su nuevo y lujoso apartamento? Para nada de esto le pagamos ni para que perdiera el tiempo tan miserablemente. Y aunque perdió el tiempo en ese puesto, está claro que no lo perdió en otras cosas, como en su inagotable hedonismo. Ni siquiera se tomó el trabajo de obtener –antes de ser ministro– la idoneidad para ejercer como ingeniero. Pero Nito lo premió nada menos que con un ministerio.
No sé si la denuncia contra Sabonge prosperará. Panamá es el divino reino de la impunidad, por lo que carezco de la fe para creer que la negligencia, la ignorancia y la ineptitud sean llevadas a juicio (en cuyo caso, debería ser Nito Cortizo el procesado como autor intelectual de tal desatino y Sabonge como el autor material). Pero, al menos, ahora confirmamos lo que todos intuíamos cada vez que el carro caía en unos de los cráteres de Sabonge: Si no servía ni para reparar esos huecos, ¿qué hacía en el MOP? Espero que el señor procurador haga lo necesario para cobrarle –aunque estamos muy lejos de recuperar las pérdidas– algo de lo que el ingenierucho tiene en su bolsillo para resarcir el daño que le hizo al país, de los daños que sufrieron miles de conductores; de los mil 800 millones perdidos que habrían servido para hacer una cuarta línea del metro… o para reparar y mantener la red vial nacional. Que descubra que hay negligencias que se deben pagar con la cárcel.