La noticia, entre la inmediatez y la calidad

La noticia, entre la inmediatez y la calidad
La noticia, entre la inmediatez y la calidad. Foto/Pixabay

Un lluvioso domingo de octubre de 2007 en La Prensa, el editor de la sección de Nacionales, Daniel Rodríguez, un coprovinciano de oro de dieciocho quilates, se me acercó con el ceño fruncido: “Profe, nos cogió la noche y faltan dos noticias para cerrar planas”. Lo calmé con una invitación a tomar café en la panadería Río de Oro, el habitual tentempié del máster Guillermo Sánchez Borbón.

Para estas correderas, el remedio infalible era llamar a nuestros corresponsales “Chasquis” (corredores incas portadores de noticias). Recurrimos a dos tiros seguros: Ney Castillo, de Veraguas; y Urania Cecilia Molina, de Panamá Oeste. Y asunto resuelto.

Teníamos un equipo estrella: Bocas del Toro (Itzel Jordán, Ángel Santiago Pimentel); Chiriquí (Boris Gómez, Teófilo González, Sandra Rivera y Flor Bocharel); Coclé (Edilsa González, Rafael Quezada y Zabdy Barría); Colón (Diomedes Sánchez y Amada Racero); Los Santos (Alcibíades Cortez); Herrera (Vielka Corro); Panamá Oeste (Urania Cecilia Molina y Virgilio de León); Veraguas (Ismael Hernández, Ney Castillo y Daniel De Gracia); y Arcadio Bonilla en Guna Yala.

Sabían responder a la universalidad noticiosa geográfica (locales, nacionales e internacionales). Manejaban buenas fuentes y eran puntuales en los envíos. Por supuesto, estaban entrenados por editores de lujo: Yasmina Reyes, Antonia Gutiérrez, Mileika Bernal, Liz Carrasco, Daniel Rodríguez y Roberto López Dubois, entre otros.

Cubrían áreas extensas y difíciles, por lo que se apoyaban mucho en sus archivos y en el seguimiento de las noticias, tema del que les hablaré a continuación.

Ante todo, perseverancia

Muchos colegas consiguen buenas primicias, pero les falta constancia para seguirle la pista a los hechos. Informar es el propósito primario del periodismo; pero, aparte de enterarse de los acontecimientos, el lector necesita detalles: génesis del problema, consecuencias, sectores afectados y posibles soluciones.

La avalancha diaria de noticias obliga a las audiencias a ser selectivas, adoptar un enfoque crítico y responsable, no conformarse con leer titulares, sino leer la información completa y verificar su contenido con fuentes confiables. La noticia a medias confunde a la opinión pública.

Gabriel García Márquez, periodista colombiano y Premio Nobel de Literatura, prefería la calidad a la inmediatez: “La mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor”.

La falta de personal, los recortes presupuestarios, la velocidad de la tecnología digital y la reducción de espacios son factores que pueden afectar una buena cobertura periodística; sin embargo, cada medio impone su buen gusto y valida siempre su compromiso con la sociedad.

En el artículo “La importancia de hacer un seguimiento de la noticia”, Sherry Ricchiardi cita a Jon Talton, columnista de economía del Seattle Times, quien resalta: “Los medios nunca fueron buenos para seguir historias, pero la situación es cada vez peor”.

“La información se publica rápidamente y, a menudo, nadie se ocupa de enterarse de qué es lo que pasa después o cómo termina el asunto. El seguimiento debe jugar un papel importante tanto en los medios impresos como en los digitales, y quizás más en estos, por su apetito insaciable”, apunta Talton.

¿Qué pasó con?

Hace un par de lustros, La Prensa creó una sección noticiosa llamada “¿Qué pasó con?”, con el fin de reflotar algunas noticias que merecían seguimiento y la inclusión de nuevos hechos.

Un ejemplo de seguimiento fue el asesinato y desaparición del sacerdote colombiano Héctor Gallego el 9 de junio de 1971 en Santa Fe de Veraguas. El periódico siempre se mantuvo pendiente del caso. En estos días fue capturado uno de los militares vinculados al hecho, que se mantenía prófugo. Está en prisión para cumplir su condena.

Cuando las nuevas generaciones lean sobre los abusos infantiles en los albergues públicos, tienen derecho a saber qué pasó, si hubo rendición de cuentas o impunidad. Las noticias de interés humano son las que más requieren de un seguimiento.

Los mejores auxiliares de la historia somos los periodistas, siempre y cuando contemos los hechos con la veracidad y la ética que impone el deber de la responsabilidad periodística.

Con el periodismo ciudadano (conocido como periodismo participativo, público o democrático), los ciudadanos recopilan, analizan y publican eventos locales o de interés público. Ya el ciudadano dejó de ser un receptor pasivo de los medios tradicionales.

Hay que poner todo el empeño para dar seguimiento a las noticias. El periodista santeño Pantaleón Henríquez Bernal decía: “El periodista tiene que saber sacar agua del desierto y polvo del mar”.

En periodismo no se puede bajar la guardia; es una cruzada diaria que no admite conformismo ni pereza. Lo decía Javier Darío Restrepo, meritorio periodista y escritor colombiano: “El buen periodismo, lo sabemos, no lo hacen ni los pasivos ni los resignados”.

El autor es periodista y escritor.


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