¿La pobreza es una elección o una circunstancia?

A lo largo de nuestra vida, esta es una de las frases más escuchadas por muchos de nosotros: “una persona es pobre porque quiere”. Pero, ¿qué tan cierto es esto?

Analicemos brevemente. Una persona que vive en un área rural de Panamá, con un hijo y un acceso limitado a la educación básica estatal (alimentación, útiles escolares, transporte), se ve obligada a trasladarse a la ciudad para continuar estudios secundarios. Dado que existen pocas fuentes de empleo, muchos recurren a trabajos informales, con poca estabilidad laboral y sin acceso a seguridad social.

Tampoco cuenta con servicios básicos como electricidad, alcantarillado e internet, y en caso de tenerlos, estos son ineficientes y presentan interrupciones frecuentes. El servicio médico en su comunidad es deficiente, muchas veces no hay médicos disponibles ni medicamentos para una atención primaria adecuada. En casos de emergencia, deben viajar a un hospital regional, lo que puede poner en riesgo sus vidas.

El sistema de transporte público es insuficiente y limitado. Además, hay lugares donde no existen vías de acceso o estas no reciben el mantenimiento adecuado, volviéndose intransitables, lo que afecta tanto a los habitantes como a los agricultores que desean transportar sus productos para la venta.

Al no existir un mercado público o comercios con una amplia oferta de alimentos y productos básicos, los habitantes deben comprar a precios elevados y con pocas alternativas de comparación.

La realidad en la ciudad

A diferencia de una persona que vive en la Ciudad de Panamá, donde su hijo tiene mayor acceso a educación tanto estatal como privada en los niveles primario, secundario y universitario, las oportunidades son distintas.

Existen más opciones de empleo, lo que aumenta las posibilidades de obtener un ingreso estable para cubrir las necesidades familiares. Además, cuenta con servicios básicos como electricidad, agua potable e internet sin interrupciones.

En caso de enfermedad o accidente, tiene acceso a hospitales de la Caja de Seguro Social, del Ministerio de Salud y centros médicos privados.

Las personas que viven en la ciudad capital cuentan con un sistema de transporte público más desarrollado, que incluye el Metro, Metro Bus, taxis y plataformas digitales.

Además, tienen acceso a mercados estatales y privados, lo que permite comparar precios, acceder a una mayor variedad de productos y adquirir bienes de mejor calidad a precios más competitivos.

¿Pobreza por elección o por circunstancias?

Dado que la primera persona tiene un acceso significativamente menor a oportunidades laborales, educativas y de salud, a diferencia de quien vive en la ciudad y tiene más opciones y libertad para decidir, ¿podemos decir que una persona es pobre porque quiere?

La respuesta es no.

En muchas ocasiones, las condiciones sociales y el entorno influyen en el desarrollo de una persona. Quien tiene más oportunidades y mayor acceso a recursos tendrá mayores facilidades para progresar.

Por lo tanto, no podemos juzgar a una persona que carece de las mismas oportunidades, basándonos únicamente en su condición social o en su manejo de finanzas y toma de decisiones.

Es el Estado quien debe garantizar un acceso más equitativo a oportunidades, brindando herramientas que favorezcan el desarrollo personal y profesional de todos los ciudadanos. Solo así se reducirá la migración interna y se mejorará la calidad de vida de cada panameño que lo necesite.

El autor es abogado y empresario.


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