Los constantes cambios en la actividad económica, la tecnología y los procesos productivos obligan a actualizar las prioridades educativas y a desarrollar normas de aprendizaje y diseños curriculares que respondan a estas transformaciones y contribuyan efectivamente a elevar la productividad. Es crucial, por tanto, contar con un conocimiento preciso y actualizado de las competencias que demanda el mercado laboral, a fin de mejorar el diseño y la planificación de la oferta formativa de los distintos sectores productivos, y hacer más eficiente el uso de los recursos destinados a la formación.
Recientemente, el último informe del Foro Económico Mundial reveló cómo la irrupción tecnológica, la sostenibilidad y los cambios sociales están redefiniendo las oportunidades laborales y las competencias más valoradas en América Latina. Según el Informe sobre el Futuro del Empleo 2025, se prevé la creación neta de 78 millones de empleos hacia 2030, como resultado de la aparición de 170 millones de nuevas oportunidades laborales y la desaparición de 92 millones de roles existentes. De allí la importancia de propiciar espacios que permitan revisar la oferta de formación superior técnica y profesional, y conectarla con las necesidades reales del mercado laboral.
En octubre de 2014, la Alta Comisión de Empleo de Panamá —que reunió al sector productivo, trabajadores, universidades públicas y privadas, y expertos en el mercado laboral— identificó, entre otros aspectos: (1) la necesidad de una educación articulada con las demandas del mercado; (2) que las competencias prioritarias para el periodo 2015–2020 estarían relacionadas con agroindustria, construcción, comercio, turismo, logística e innovación tecnológica; (3) la urgencia de fortalecer la articulación entre el sistema de formación profesional y el sector productivo; y (4) la importancia de mejorar la calidad y pertinencia de la oferta técnica.
El informe del Foro Económico Mundial sobre el futuro del empleo (FEM 2025) identifica los diez trabajos con mayor proyección, encabezados por: (1) especialistas en inteligencia artificial, (2) analistas y científicos de datos, (3) especialistas en ciberseguridad, (4) desarrolladores de software y aplicaciones, (5) ingenieros en energías renovables, (6) profesionales de la salud y la economía del cuidado, (7) especialistas en mercadeo digital y comercio electrónico, (8) ingenieros en robótica, automatización y procesos tecnológicos, (9) especialistas en sostenibilidad empresarial, y (10) ingenieros de la nube y DevOps.
Este mismo informe refuerza la importancia de la adaptación constante de trabajadores y empresas, y el rol de los gobiernos en promover políticas públicas que actualicen la oferta formativa, redefinan los perfiles profesionales más demandados y valoren ejes transversales como las habilidades blandas, el pensamiento crítico y la comunicación efectiva.
Hablar de pertinencia implica conectar la oferta académica con las necesidades del mercado. Esto requiere liderazgo de actores sociales y gubernamentales como el Ministerio de Trabajo, que preside la Alta Comisión de Empleo, y que debe actualizar las acciones programáticas de formación 2025–2030 en coordinación con INADEH, ITSE, AMPYME, IFARHU y las universidades públicas y privadas, como entidades formadoras y promotoras del talento humano. Es necesario un liderazgo oportuno que permita a la población insertarse al mercado laboral con los conocimientos, oportunidades, destrezas y habilidades que hoy se demandan.
La pertinencia se ejemplifica con iniciativas como el Instituto Técnico Superior del Este (ITSE), que ofrece formación técnica de ciclo corto bajo la modalidad “aprender haciendo” en áreas clave como ciberseguridad, desarrollo de software, big data, ciencia de datos, inteligencia artificial, mantenimiento industrial, tecnologías metalmecánicas, gestión ejecutiva bilingüe y automotriz, entre otras.
Asimismo, la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) ha diseñado una oferta académica enfocada en la automatización, la digitalización, y la integración de procesos logísticos, con carreras como ingeniería en energía sostenible, eléctrica, electromecánica industrial, logística y cadena de suministros, logística y transporte multimodal, mecánica automotriz, ciberseguridad, desarrollo de software y electromecánica biomédica.
El informe también resalta el papel creciente de la economía del cuidado, que abarca las capacidades, conocimientos y actitudes necesarias para brindar atención profesional a personas en situación de enfermedad, discapacidad, vejez o dependencia. En este ámbito destaca la Universidad Especializada de las Américas (Udelas), que ofrece carreras como gerontología, educación especial, estimulación temprana, tecnología biomédica, fisioterapia, fonoaudiología, terapia respiratoria, optometría, urgencias médicas, enfermería, entre otras.
El futuro del trabajo anticipa fronteras cada vez más permeables entre disciplinas, donde se valorará tanto el conocimiento especializado como una comprensión multidisciplinaria. Este perfil se conoce como el “trabajador en forma de T” (T-shaped), que combina profundidad en un área con habilidades generales como trabajo en equipo, adaptabilidad social, comunicación efectiva, capacidad organizativa y resolución de problemas.
Gerenciar nuestra propia formación con responsabilidad es hoy una necesidad. Debe ser pertinente, sobresaliente, destacada y relevante. Conectemos con el futuro y construyamos prosperidad. El talento humano es la mayor riqueza de un país.
El autor es exministro de Trabajo y experto en normas internacionales del trabajo.