Cada panameño, desde la concepción de la nueva república, ha cantado con pasión patriótica el Himno Nacional, uno de nuestros símbolos junto a la bandera y el escudo. Este trinomio de oro, que representa nuestra identidad, historia y valores, fue adoptado y aprobado mediante la Ley 2 del 23 de enero de 2012, que reformó la Ley 34 de 1949 y reglamenta su uso. En su artículo 50 se declara el 4 de noviembre de cada año como el Día de los Símbolos de la Nación.
La letra de nuestro himno encierra expresiones que denotan el puro sentimiento por la nueva república, con una connotación casi mítica que refleja el pensamiento de la época. En particular, nunca le había prestado mayor atención a esas frases, por lo que me resultó interesante estudiarlas para compartirlas con los lectores y comprender su significado. Así, al cantarlo con el fervor característico de cada panameño, podemos sentir lo que sus autores quisieron transmitir a las actuales y futuras generaciones.
Causa impresión, sin duda, cantarlo. Veamos algunas de esas expresiones y su valor:
“Con ardientes fulgores de gloria”: fulgor se refiere a resplandor, brillo o esplendor; al combinarse en plural con “ardientes”, simboliza una pasión intensa y vibrante por la gloria de la nueva nación.
“Del pasado el calvario y la cruz” alude a las penurias, sufrimientos y adversidades vividas para convertirnos en nación. “Es preciso cubrir con un velo” implica la obligación de olvidar y ser resilientes ante ellas, mientras que “de concordia la espléndida luz” representa la unión y alegría de aquel momento histórico.
“A los besos del tibio terral”: terral es el viento cálido que proviene de los mares que rodean nuestro territorio; la expresión sugiere poéticamente que esos vientos recorren la nación con suavidad acogedora.
“Terminaron guerreros fragores” hace referencia al fin de los enfrentamientos entre conservadores y liberales tras la Guerra de los Mil Días, cuando antiguos enemigos se reconciliaron y, como dice el himno, “solo reina el amor fraternal”.
“Y seremos así prez y gala de este mundo feraz de Colón”: prez significa honor o distinción por un logro grandioso —la separación de Panamá—, mientras que gala expresa el orgullo y la celebración de este mundo feraz o fértil por sus riquezas naturales, descubiertas por Colón.
Estas letras, hoy con un significado más profundo, fueron el reflejo de los sentimientos no solo de su autor, don Jerónimo de la Ossa, sino también del conglomerado social que sufrió la Guerra de los Mil Días, la batalla de Corozal, la batalla del Puente de Calidonia y otras circunstancias políticas, económicas, sociales y culturales. Todo ello impulsó a los próceres a concretar la separación de Panamá de Colombia y, con visión de futuro, a fundar un país soberano, próspero y libre.
La música, compuesta por don Santos Jorge, completó esta obra maestra que nos representa a todos los panameños. Indiscutiblemente, nuestros tres símbolos de la nación están estrechamente vinculados con el ser panameño. Sentir orgullo es apenas una de las formas de honrarlos.
Por cierto, el artículo 49 de la Ley 2 establece que todo ciudadano debe convertirse en guardián de los símbolos de la nación e instar a otros a hacer lo mismo. Con esta breve pero nutritiva reflexión, contribuimos a ese deber.
Vivamos, como cada año, estas fiestas patrias con nacionalismo, civismo y patriotismo, reconociendo el valor de quienes forjaron nuestro Panamá. ¡Que viva! Que esa espléndida luz siga adornando el azul de nuestro cielo. ¡Que viva Panamá!
El autor es especialista en seguridad y derechos humanos y oficial del Servicio Nacional de Fronteras.

