En la conferencia de prensa de los jueves, el presidente José Raúl Mulino informa, pero también se guarda mucha información importante y, francamente, me hacen desconfiar de la supuesta transparencia que nos quiere transmitir. Sobre la superficie, es un buen ejercicio porque es, de todos los presidentes que he conocido, el único que da la cara –o medio que la da–, porque cuando está a la ofensiva, la transparencia termina ipso facto. Pero también en el fondo, Mulino se abstiene de informarnos, y luego nos enteramos a través de medios internacionales, con lo cual queda mal parada su supuesta rendición de cuentas.
Me molesta su actitud porque para actuar así debe creer que todos somos tontos, incapaces de acceder a la información de la que no quiere hablar. Es el caso, por ejemplo, de la firma de un acuerdo entre Panamá y Estados Unidos –hace un mes– que establece un marco de entrenamiento de largo plazo con el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos. El acuerdo fue negociado por casi todas nuestras fuerzas de seguridad: la Policía Nacional, el Servicio Nacional Aeronaval, el Servicio Nacional de Fronteras y el Servicio de Protección Institucional. Solo faltaron los servicios de vigilancia municipal.
Pero de eso ni una palabra en sus ruedas de prensa, cuando Panamá y Estados Unidos atraviesan la peor crisis diplomática de los últimos 35 años y cuando hay noticias, como la de la cadena NBC News, que informaron de que la Casa Blanca ordenó a sus fuerzas armadas elaborar opciones para “incrementar” la presencia de tropas en Panamá. Mientras que, por otro lado, el exembajador de Estados Unidos en Panamá John Feeley cree que la presencia del Ejército de su país en Panamá se incrementará a través de ejercicios militares de alto perfil. Parece claro –al menos para mi– que 1 + 1 = 2, y no 3.
¿Por qué Mulino calla estos temas? ¿Cree que no tienen importancia porque en el pasado se han realizado ejercicios similares? Pues, sí la tienen, señor, Mulino, y por varias razones. La primera es que desde Washington nos lanzan amenazas, campañas de mentiras y de medias verdades ¿Pero su gobierno responde con un acuerdo de “colaboración de largo plazo”; con el Ejército de Estados Unidos? Eso me parece una capitulación. Además, ¿no cree que nos debe explicaciones: ¿Cuántas veces harán maniobras o entrenamientos al año; cuánto durará el acuerdo; cuál será la presencia máxima de tropas gringas en Panamá; dónde entrenarán: incluye el área del Canal… y un largo etcétera?
Cuando se le preguntó al Gobierno sobre la noticia de la NBC, una fuente anónima, cercana al Palacio de las Garzas –incapaz de identificarse para desmentir la información– aseguró que no hay planes ni contactos formales o informales para permitir la presencia de fuerzas militares de Estados Unidos en Panamá. ¿Se excluyen los entrenamientos del acuerdo firmado con el Ejército norteamericano? Deberían aclararlo por lo que sigue.
El pasado 4 de febrero, cuando Trump se daba gusto mintiendo sobre Panamá, el ministro de Seguridad, Frank Ábrego, informó en X que se reunió telefónicamente con el secretario de Defensa de Estados Unidos para hablar de un supuesto “interés mutuo en cooperación técnica para garantizar la seguridad y contrarrestar las amenazas hemisféricas…”. Estoy seguro de que ese interés no era mutuo, al menos en el caso de Panamá, pero ¿acaso Ábrego se refería al acuerdo de largo plazo de entrenamiento firmado con las fuerzas de seguridad de Panamá?
Ábrego también dijo que acordaron una visita a Panamá en abril, cuando “se espera llegar a importantes acuerdos que impactarán positivamente en la región como socios estratégicos”. ¿Socios? ¿De qué hablaba Ábrego? Trump jamás se ha referido a Panamá como un socio estratégico. Trump nos ha dicho de todo, pero socio, ni una vez. ¿Y de qué acuerdos hablaba Ábrego?
En conclusión, Mulino nos irrespeta callando lo importante. Sobre las relaciones con Estados Unidos, solo nos dice lo que le da la gana. Y su gobierno tiene una postura zigzagueante: una frente a los medios y otra a puertas cerradas, sin darse cuenta de que cada espacio que gana Trump en Panamá es motivo de celebración y divulgación. Y, justo por eso, precisamente, es que nada de lo que haga Mulino a nuestras espaldas será un secreto, porque a Trump, si algo le gusta, es colgar sus trofeos donde todo el mundo los pueda ver.