Recientemente, la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá en su columna semanal “La Cámara Opina” hizo un llamado a la necesidad de establecer una política minera responsable y moderna, evitando que intereses populistas o electorales intervengan en dicho proceso.
En una coyuntura compleja y en el marco del nuevo contrato entre el Estado y Minera Panamá, observaciones sobre sus posibles implicaciones en materia de constitucionalidad, soberanía y ambiente son ventiladas a diario en las redes sociales y medios de comunicación, a menudo acompañadas de apreciaciones personales subjetivas acerca de las posibles motivaciones de quienes favorecen la ratificación del documento.
Pero existen realidades económicas, laborales y fiscales que es preciso ponderar objetivamente, debido a sus profundas implicaciones para el futuro del país.
¿Existe alguna otra actividad económica que pueda reemplazar 4.8% del PIB, 40 mil empleos directos, indirectos e inducidos, aportar $375 millones anuales al fisco y evitar la pérdida del grado de inversión de la deuda soberana panameña? La respuesta es NO.
Nuestro grado de inversión depende de las exportaciones mineras, según las tres calificadoras de Riesgo. Fitch con perspectiva estable, pero Moody’s y S&P con perspectiva negativa.
Fitch otorgó perspectiva estable en su informe de 2022, luego del anuncio de un acuerdo entre el gobierno y Minera Panamá (16.1.2022), acreditando al Canal de Panamá y la exportación minera como las razones fundamentales de su mejora en la calificación, tanto por el lado del crecimiento del PIB en el 2021 como el fortalecimiento de la situación fiscal.
Moody’s también consideró que las perspectivas de crecimiento son favorables para el período 2023-2025, impulsadas por la reapertura de la economía, el aumento de la producción minera y la inversión en infraestructura, proyectando un crecimiento promedio del PIB real de 4.4% durante ese período.
Standard & Poor´s mantuvo la perspectiva negativa señalando: “La perspectiva negativa refleja nuestra opinión de riesgos a la baja para los indicadores fiscales y económicos de Panamá en los siguientes 6 a 12 meses. Podríamos bajar la calificación si observamos un empeoramiento de las finanzas públicas como resultado de una base tributaria limitada, rigideces en el gasto y la disminución de las reservas financieras del sistema de seguridad social”.
Una segunda consideración es laboral. La economía panameña perdió capacidad para generar empleos dignos.
En el 2017, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral tramitó 445 mil nuevos contratos laborales en comparación con 240 mil en el 2022.
Es decir, 205 mil vacantes, contratos, salarios y cotizaciones a la CSS menos en 5 años, al tiempo que pasamos de generar unos 1,900 informales por mes (2017) a más de 10 mil en el 2022.
Se generó empleo formal donde hubo inversión: Minería, Energía y Educación, pero 90% de la contracción laboral ocurrió en cuatro sectores: Construcción (50%), Turismo (19%), Comercio (14%) e Información & Comunicaciones (7%), reducciones directamente relacionadas a menores niveles de inversión privada.
En este escenario, agregar 40 mil trabajadores del ecosistema minero a la fila de desempleados, en caso de la no aprobación del referido contrato, plantea un enorme reto social.
Se menciona al turismo como alternativa al desarrollo minero, pero 62% de sus empleos son informales (INEC, abril 2022). Hace una década era 25% (INEC, agosto 2012), lo que sugiere una dramática caída de la confianza de los inversionistas en este sector.
Por último está la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED). Luego de ser destino favorito en la región, los flujos de IED hacia Panamá han venido retrocediendo, y el reciente informe KPMG 2023 M&A in Latam Survey, nos relega a un noveno lugar en atractivo para el capital extranjero.
México ha aprovechado la oportunidad que representa el “nearshoring”, o reubicación de unidades productivas anteriormente ubicadas en Asia, y el turismo, actividades hacia las cuales está atrayendo cifras récord de IED.
La decisión final del contrato con Minera Panamá pudiera marcar un antes y un después de la IED en Panamá, pero mientras nos toma más de dos años decidir si queremos las inversiones que ya tenemos, otros países “nos están robando el mandado buscando oportunidades y atrayendo IED a sus países, para generar empleos de calidad.
No existen verdades absolutas. Nuestra crisis laboral no es de empleo, sino de confianza. Sin inversión privada, seguiremos generando informales.
El autor es consultor empresarial.