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Obscenidad

La desinformación puede ser por incomprensión o por malicia. Sea su motivo cual sea, es dañina porque falsifica el asunto que se discute o “revela”. Y sea cual sea el tópico, no es irrelevante. Sin embargo, el origen enfermizo de desinformar persigue, como el terrorismo duplicar la moral y la dignidad. El juego lo hizo la prensa libre, bajo democracia mal entendida, cuando comenzó a publicar, con igual valor de certeza, “los dos lados de las opiniones” y, los hechos se anularon, para solo usar aquellos que le dan músculo a mi postura y desechar los que la debilitan.

La primera reunión del nuevo Comité Consultivo de Prácticas de Inmunización, de los Estados Unidos (ACIP) ha sido desinformativa, dañina y tiene un propósito: crear desconfianza en la vacunación y la ciencia médica, incrementar el rechazo a la vacunación en las familias de la población pediátrica vulnerable, que podría enfermar y morir por infecciones adquiridas a tan tempranas edades. La ACIP había sido por más de 60 años, el Comité Consultivo de expertos para revisar la evidencia más actual sobre vacunas contra infecciones mortales, para hacer recomendaciones al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los EEUU (CDC), que luego serían autorizadas por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA).

Después de la destitución de los 17 expertos que lo constituyeron, Robert F. Kennedy Jr., conformó un nuevo Consejo con miembros comprometidos con la divulgación de la desinformación sobre las vacunas y la promoción de su agenda política e ideológica, a expensas de la salud de la población, un crimen de lesa humanidad. ¡Obscenidad moral! Constituir los estamentos gubernamentales de salud con elementos de estas calificaciones, va a traer resultados onerosos y muertes. Pero, no hay por qué extrañarse cuando, para esta desafortunada administración, hay “gente que no importa”, como dijo el Dr. Mehmet Oz al referirse a 10 o 12 millones de personas que dejarán sin atención médica ni alimentos.

Al inaugurar la primera reunión, el presidente del ACIP, Martin Kulldorff, ex profesor de medicina de la Universidad de Harvard, despedido por rechazar una vacuna contra la covid-19, comité donde también pertenece Robert W. Malone, activista antivacunas reconocido, anunció que revisarán los efectos acumulativos de los programas de vacunación recomendados hasta ahora. Esto es repetir lo que por muchos años las tropas antivacunas vienen clamando y que, a primera vista, parece loable, pero es engañoso y con el claro propósito de crear desconfianza en la ciencia, en la vacunación y en la medicina.

La primera víctima es la vacuna contra la hepatitis B. Esta vacuna se da pronto al nacimiento porque la infección se transmite por la leche materna. El bebé que adquiere hepatitis B tiene un 90% de desarrollar hepatitis crónica y un 25% de ellos morirá por la enfermedad. Desde que se vacuna al recién nacido con hepatitis B, la infección adquirida en el período perinatal ha caído severamente. En el año 2022, se reportaron solo 13 casos en los Estados Unidos.

La segunda víctima ha sido el eterno caballito de batalla, el timerosal en las vacunas. Para ello, el nuevo ACIP puntualizó la vacuna contra la gripe que contiene timerosal. ¡Escandaloso! De las vacunas contra la influenza, solamente las de viales con dosis múltiples, contienen algo de timerosal, las de uso individual no contienen timerosal. El timerosal se utiliza para prevenir la contaminación de las vacunas, que puede darse con el uso de viales de múltiples dosis. Ese timerosal no es tóxico.

El timerosal se retiró de la fabricación de las vacunas en el 2001, después de un acuerdo de la ACIP con el apoyo de la Academia Americana de Pediatría (AAP), en 1999, para bloquear la desinformación. El mercurio del timerosal, es etilmercurio, que no es neurotóxico. El mercurio tóxico al cerebro humano es el metilmercurio, el que contiene los peces de aguas profundas. Peces que Ud. y yo ingerimos en nuestra alimentación.

La narrativa de esta primera reunión, la semana pasada, estuvo plagada de desinformación y la AAP se abstuvo de seguir participando en su rol habitual de enlace, porque considera ilegítima la nueva ACIP y no está dispuesta a poner su nombre y experiencia para el abuso de un grupo de inexpertos e irresponsables individuos sin independencia, políticamente instruidos y científicamente cojos. La Academia seguirá aconsejando sobre vacunas y vacunación, como otros aspectos médicos para la protección de niños y sus familias, de forma independiente y con estricto ceñimiento a la información científica y la evidencia probada.

Como dijo Susan J. Kressly, presidenta de la AAP, “Estas propuestas del nuevo ACIP son sencillamente procesos que ya no se les puede dar crédito”. La Sociedad Panameña de Pediatría, seguramente tomará partido para validar la evidencia probada y fortalecer la confianza en las vacunas y la vacunación. La democracia no puede permitir ser asaltada por una autocracia con rasgos totalitarios.

El autor es médico.


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