Con profunda preocupación, y en ocasiones disgusto, he observado, visto y escuchado cómo a través de los medios de comunicación se intenta destruir el movimiento social que ha llevado a los proponentes del mismo a llamar a un paro nacional para reconquistar o mejorar las condiciones de vida de todos los asegurados al concluir su vida laboral. Para tal fin, se ha desdibujado el objetivo final del movimiento y se ha dicho, a través de la ministra de Educación, que este afecta directamente a los estudiantes, sin importar el análisis racional del mismo.
Cuando mencionamos a la ministra de Educación, nos damos cuenta de que el presidente de la República aún desconoce el papel del presidente en un sistema democrático como el nuestro. El presidente es un empleado del pueblo que lo eligió: debe administrar la sociedad electora con sobriedad y respeto, no atendiendo a sus propios intereses. El presidente no debe utilizar frases disonantes ni calificativos groseros o irrespetuosos al referirse a quienes lo antagonizan. Debe ser siempre respetuoso y debe atender las propuestas de todos, no solo las de algunos, que por lo general son su camarilla de dormir o de comer. Si hay problemas con la nueva Ley del Seguro Social que él impulsó, debe atender las observaciones de quienes no están de acuerdo, no aprobarla solo porque él la propuso. Eso es ser demasiado egocéntrico y no atender el llamado de quienes lo eligieron. ¿Por qué el presidente no incorpora dentro de sus asesores al profesor de Economía de la Universidad de Panamá, Willian Hughes, para tener una opinión diferente?
Cuando el presidente escogió a la ministra de Educación, seleccionó a una seguidora de él, política e ideológicamente; nunca pensó en el sistema educativo. No puede ser que la ministra de Educación nunca haya dado clases dentro del sistema educativo, ni siquiera por cinco minutos. Eso explica por qué, para ella, es más importante la compra de computadoras que la adecuación de las escuelas. No es posible que, a estas alturas, haya escuelas en las que se desconozca el sistema de agua potable y, más aún, el sistema de conducción de las aguas residuales.
La ministra de Educación dijo que “el que no trabaja, no cobra”. Entonces, ¿a quién se le cobrará el día en que ningún estudiante dio clases porque el Ministerio lo decidió así? ¿Y a quién se le descontarán todos los días en que no se dan clases porque las escuelas no están en buenas condiciones?
Estimados ciudadanos: el no dar clases en estos días refleja el mayor aprendizaje para nuestros estudiantes. No están dando clases porque están luchando por su futuro, y no están atendiendo las actitudes de los gobernantes que desconocen que son gobierno porque el pueblo los eligió. El presidente debe recordar que él es un presidente ilegítimo: fue postulado por un candidato que es un convicto, que debería estar en la cárcel de acuerdo con nuestro sistema penal y que hoy se encuentra en la embajada de Nicaragua, atentando contra nuestro sistema democrático de administración. El presidente debería estar en su casa administrando sus bienes y recursos.
Panamá, primero. Siempre.
El autor es ciudadano.