El entorno empresarial global atraviesa una transformación profunda y acelerada como consecuencia del resurgimiento de las barreras comerciales. La reciente imposición de tarifas por parte de Estados Unidos —que elevó el promedio ponderado de aranceles de un 2% a más del 20% en menos de dos semanas—ha marcado un punto de inflexión en la dinámica del comercio internacional. Esta medida, seguida por acciones igualmente significativas por parte de China y otros países, ha generado un efecto dominó que lleva a las compañías a repensar cómo operan, dónde invierten y qué riesgos están dispuestas a asumir.
Lo que enfrentamos no es simplemente un cambio normativo; es un replanteamiento estructural del modelo de globalización que ha imperado en las últimas décadas. Para muchas empresas, esto ha significado una disrupción directa de sus cadenas de suministro, la alteración de sus estructuras de costos y la necesidad de revisar sus estrategias de mercado. En este nuevo entorno, no todas las compañías están expuestas de la misma forma: aquellas con mayor dependencia de insumos o mercados sujetos a tarifas enfrentan una presión más intensa, mientras que otras pueden encontrar oportunidades inesperadas para ganar participación o diversificarse.
La clave para navegar este momento no está en esperar que las condiciones se estabilicen, sino en asumir una postura estratégica y deliberada. Las organizaciones pueden comenzar por comprender cómo estos cambios afectan suposición competitiva relativa. Algunas pueden encontrar que están mejor posicionadas para capturar oportunidades de crecimiento y expansión, mientras que otras priorizarán la defensa de su cuota de mercado, o incluso considerarán la reestructuración de sus operaciones, geografías y portafolios.
Más allá del diagnóstico, es fundamental pasar a la acción con herramientas que permitan prepararse para escenarios múltiples y complejos. Las simulaciones y pruebas de estrés se vuelven esenciales para poner a prueba decisiones clave, anticipar impactos financieros y tomar decisiones con un mayor grado de convicción. Esto implica ir más allá del análisis financiero tradicional y construir modelos dinámicos que incorporen variables geopolíticas, regulatorias y logísticas.
Las empresas que adopten este enfoque no solo serán más resilientes, sino que también podrán convertirse en líderes de un nuevo orden comercial, caracterizad por la fragmentación, la incertidumbre y la necesidad constante de adaptación.
Desde McKinsey estamos viendo cómo las organizaciones que actúan con claridad, agilidad y ambición están logrando no solo proteger su posición, sino también transformarse en medio de la disrupción. El regreso de las tarifas como instrumento de política económica no es un fenómeno pasajero. Es una señal de que el entorno global está cambiando —y con él, las reglas que determinan el éxito empresarial.
La autora es socia y managing partner de McKinsey & Company, Panamá