LECCIÓN. Parece mentira (y ojalá así lo fuera...), pero con la visita de Pete Hegseth ha ocurrido lo mismo que con la de Marco Rubio: Panamá y Estados Unidos emitieron comunicados distintos sobre la reunión de cada uno con José Raúl Mulino. Con Hegseth, la Presidencia de la República circuló una “declaración conjunta” en la que Mulino y el secretario estadounidense reconocen la soberanía “irrenunciable” de Panamá sobre su Canal. No obstante, cuando el Departamento de Defensa reprodujo ese texto en inglés, eliminó las referencias a la soberanía panameña y, de paso, anunció que la ACP adquirió el compromiso de reconocer compensaciones a Estados Unidos (“First & Free”, le llaman). Ya tendríamos que irnos acostumbrando a estos manejos. Pareciera que cada secretario viene con un comunicado redactado incluso antes de su reunión con Mulino.
INCREMENTO. Uno de los proyectos denunciados ayer por Pandeportes es el del diseño y construcción del estadio Rico Cedeño, en Herrera. La obra tenía un precio de referencia de $4.9 millones, fue adjudicada en $5.3 millones y terminó costando $10.3 millones. En cinco años se le concedieron seis adendas y, aparentemente, venía la séptima, ya que en diciembre pasado se anunció que habría una más, para incrementar (todavía más) el costo y extender el tiempo de ejecución, con el fin de instalar un sistema de “luminarias LED interactivas”. Sobra decir quién era la abogada equilibrista de este contratista.
SECRETO. El 4 de febrero de 2021, la Contraloría anunció que había concluido la auditoría de cumplimiento a PPC y, seis días después, La Prensa solicitó una copia, invocando la Ley de Transparencia de 2002. Respondió Zenia Vásquez, la entonces secretaria general de la Contraloría, quien rechazó la petición con el argumento de que no era “procedente”, ya que esa auditoría era “confidencial”. Será tan confidencial que capaz ni Gerardo Solís la vio. Tal vez la auditoría está escondida en el mismo lugar donde tienen los $1,300 millones que el país tendría que haber recibido de PPC, si no hubiesen modificado el contrato original.
MODALIDAD. Según Solís, en aquella auditoría participaron 25 “profesionales” —entre auditores, abogados y financistas, entre otros— que sumaron 9,904 horas de trabajo. Alguien tendría que haber visto a este ejército de gente entrando y saliendo a cada rato de las oficinas de PPC, pero como era pandemia, tienen la excusa perfecta. ¿Será que todo lo hicieron virtual?