VAGANCIA. Parece que en la Asamblea están planeando no hacer nada hasta el 1 de julio. El secretario general de ese órgano, Carlos Alvarado, ha enviado una circular a los diputados principales y suplentes para “recordarles” que, durante el período de receso legislativo (mayo-junio y noviembre-diciembre), las comisiones permanentes no pueden prohijar anteproyectos de ley ni aprobar proyectos en primer debate, a menos que el Ejecutivo convoque a sesiones extraordinarias. En consecuencia, ni una comisión ha sido convocada, aunque sí pueden trabajar en otros asuntos, como celebrar audiencias, consultas, citaciones y giras de trabajo. Además, las subcomisiones pueden adelantar sus tareas. Parece que hay diputados que creen que les pagan 12 meses (13, si se cuenta el décimo) para que trabajen solo ocho.
VOX POPULI. Casi tres semanas después de conocerse su renuncia como viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ruiz Hernández rompió su silencio con un artículo en el sitio Americas Quarterly. Además de defender la actuación de Mulino, el exviceministro se presenta como el funcionario que lideró la representación de Panamá ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en su relación con Estados Unidos. Ha tardado mucho en revelar públicamente en detalle.
MAL CHISTE. Benicio Robinson aconsejó al presidente Mulino que convoque a un “gran diálogo nacional: amplio, serio y sin exclusiones”. Alega que las crisis no se resuelven “ignorando al pueblo”, pero él lleva lustros ignorando los cuestionamientos por la abultada planilla legislativa. De hecho, tiene el dudoso honor de ser el diputado con la mayor cantidad de funcionarios en su despacho: 150 personas que representan, al mes, un desembolso de $226,282 en salarios. Por cierto, Robinson habla como si estuviera partiéndose el lomo de sol a sol, pero en enero no fue nunca a trabajar al pleno legislativo, y en febrero solo acudió al 47 % de las sesiones ordinarias. Y así se cree más importante que el oxígeno.
FRENTEANDO. Hay una nueva estrategia en la comunicación del Gabinete. Habrán aprendido que la incertidumbre y la percepción de secretismo no aportan tranquilidad a la población, y que dejar que todas las balas que dispara el público fueran al pecho del presidente lo estaba convirtiendo en el gran culpable de cualquier cosa que pasara en este país. Además, es innegable que ciertos ministros tienen algún talento. Que salgan y lo usen. Esto demuestra que son capaces de recapacitar y enderezar el rumbo. ¿Por qué no adoptan una actitud semejante con otras actuaciones que, abiertamente, no son buenas para nadie?