FUGA. Lo ocurrido la noche del sábado es un capítulo más en la interminable historia de escapes de Martinelli: huyó a Guatemala, a Miami, a la embajada de Nicaragua y, por último, a Colombia. Lo llamativo es que, a diferencia del salvoconducto extendido hace mes y medio para viajar a Nicaragua, esta vez no hubo conferencia de prensa del canciller, ni solicitudes anticipadas a Interpol, ni cambios de opinión del país asilante. Todo se manejó en silencio. O aprendieron a hacer las cosas en el orden correcto o ahora están encubriendo algo.
MIMOSAS. Martinelli tomó su primer desayuno como asilado por Colombia en la casa del embajador de Panamá en Bogotá, Mario Boyd Galindo, hermano del ministro de Salud, Fernando Boyd. ¿Acaso se asiló en nuestra propia embajada en ese país? ¿Cómo puede un prófugo por blanqueo de capitales ir a atragantarse en una residencia diplomática de nuestro país, en vez de haberse tomado las medidas necesarias para hacer efectiva la condena? Esto huele cada vez más a componenda.
GALLADA. Los diputados Camacho y Shirley Castañeda, así como parte del dream team (Jessica Canto, Alfredo Vallarino, Roniel Ortiz), ya están en Bogotá acompañando al amo. Eso es un fiel reflejo de lo que ha hecho Martinelli en los últimos años: comprar a su entorno. Es como quien va a un parque temático y paga por rodearse de personajes de fantasía. Lo que seguramente dejó en Panamá es la andadera. Allá no la va a necesitar.
‘DE BIEN’. Lo bueno de internet es que ahí queda rastro de todo. El 4 de marzo de 2022, Martinelli parecía escandalizado ante la posibilidad de que Gustavo Petro ganara las elecciones en ese país (como en efecto ocurrió en junio de ese año) e invitó a los inversionistas y hombres “de bien” a migrar a Panamá. Eso explica por qué él hizo lo contrario y se ha mudado de Panamá a Colombia.
CHEN CHEN. Un elemento interesante de la partida de Martinelli es que se ha ido del país el único que no le estaba pagando un “fuck… centavo” a los manifestantes... Así que probablemente las protestas desaparecerán. Vamos a ver a cuántos lagartos se les seca el pantano con esta huida.