EL PERRO FIEL. La fidelidad es una virtud… hasta que se vuelve coartada. Cuando se usa para tapar abusos o blindar a corruptos, ya no es lealtad: es servilismo disfrazado de honor. Aunque el perro diga sentirse orgulloso, lo que está es rumiando los huesos que le tiran. Uno pensaría que ahora que gana su propio salario, ganaría también independencia y autoestima. Y cerramos con las palabras del diputado Jonathan Vega: “no tiene que ver con lealtad, tiene que ver con honestidad.”
REBAJA MORTAL. Cinco menores calcinados vivos bajo custodia estatal. Los responsables fueron condenados, pero el presidente —el mismo que era ministro en ese momento— les rebajó la pena como quien borra un expediente incómodo. Legal, sí… pero inmoral hasta los huesos. Nuestra solidaridad con los padres de las víctimas, que hoy deben sentirse traicionados por el mismo Estado que les falló dos veces.
JUNTAS… PERO REVUELTAS. La Contraloría sigue destapando ollas: $13 millones en juntas comunales, muchos con GPS político directo a los amigos del PRD. Todo bajo la etiqueta de “descentralización”, pero lo que huele es a distribución clientelista a la carta. Y eso que apenas están empezando a escarbar. Ojalá lleguen al fondo, y que los responsables vean la justicia… por dentro.
SILLAS CALIENTES. Mientras el país pide cambios, en la Asamblea el pleito es otro: ¿quién controla las comisiones clave? Presupuesto, Credenciales, Gobierno… todos quieren agarrar el timón del botín legislativo. Lo llaman democracia, pero se parece más a una subasta entre amigos con saco y calculadora.
GOLPE Y PASE. Días después de que un diputado le metiera tremenda puñera a otro frente a varios diputados, seguimos esperando una sanción. La Asamblea prometió enviar el caso al Comité de Ética… que no existe. No hay reglas con castigo ni voluntad de imponer orden. Y si no se actúa a tiempo, lo que hoy es un escándalo podría mañana convertirse en tragedia. Las alarmas ya suenan, pero adentro parece que nadie escucha.