BANANERO. Finalmente, empezamos a entender qué hacía el contralor Anel Flores en la comitiva del viaje oficial a Brasil. Ernesto Cedeño escribió un tuit para contar que el dueño de Chiquita agradeció a Flores —cuya familia se dedica al cultivo y exportación de banano— por “su participación valiosa en el retorno de la empresa” a Bocas del Toro. ¿Por qué tenemos que enterarnos de algo así por las infidencias de un diputado? ¿Acaso la Presidencia no podía informar eso desde el principio? Es como si encontraran un extraño placer en fomentar especulaciones.
CÁSCARA. Chiquita todavía no ha regresado, pero ya Benicio Robinson empezó con las arengas. Ha dicho que la empresa no puede “ignorar la deuda” con más de 5,000 trabajadores despedidos “sin recibir sus prestaciones”, según él. Pero desde mayo pasado, la bananera anunció que los trabajadores podían acudir a retirar su cheque de liquidación. Pareciera que Robinson busca crear un problema inexistente con declaraciones irresponsables.

OLVIDO. Una casa de valores se ha propuesto cubrir los vestigios de su vínculo con Ralph Attie, uno de los investigados en la causa que involucra al exdirector de la AIG, Luis Oliva. En el sitio web de esa empresa ya no hay rastro de Attie, quien hasta esta semana aparecía listado como tesorero. Por cierto, esa misma firma tiene como socio fundador al canciller Martínez Acha. Si Attie renunció a sus cargos, les pasamos un dato: el Registro Público no está enterado, porque ahí todavía figura su nombre.
RESIDENTE. Por cierto, Oliva residió durante un año en un apartamento propiedad de una empresa ligada a los Attie, sin pagar alquiler. Según la fiscal Talia Palacios, se marchó de allí dejando una deuda de $20,000. Pero, ¿y si el uso del inmueble hubiese sido una contraprestación? Eso sería lo contrario a una cuenta morosa.
ESPEJITO. El Ministerio Público organiza un taller de “imagen personal y autocuidado”. El alquiler del salón, en un hotel de las afueras de la capital, con almuerzo buffet para 300 personas, costará casi $7,000. ¿Eso cómo les ayuda a mejorar sus argumentaciones y a sustentar sus casos ante la ley? Señores, los tribunales no son una pasarela.