En tiempos de incertidumbre institucional y desafíos educativos, volver a Humberto Ricord, Diógenes de la Rosa y César de León Espinoza no es un gesto nostálgico: es una urgencia política. Juristas, educadores, filósofos y militantes, los tres pensadores panameños construyeron una doctrina viva que articula historia, derecho, pedagogía y acción social.
Formados en el Instituto Nacional —fragua republicana de pensamiento crítico—, absorbieron los principios del liberalismo educativo y los proyectaron hacia una praxis emancipadora. Desde las aulas, los tribunales, las redacciones y las calles, tejieron una visión integral de país donde la historia es conciencia, el derecho es justicia, la educación es liberación y el periodismo es tribuna republicana.
Humberto Ricord denunció el entreguismo jurídico y defendió la soberanía canalera desde una lectura constitucional crítica. Diógenes de la Rosa participó en la huelga inquilinaria de 1925 junto a José del Carmen Tuñón y Marta Matamoros, articulando las primeras luchas urbanas por vivienda digna. César de León Espinoza, desde su cátedra de Filosofía en el Instituto Nacional y la Universidad de Panamá, formó generaciones con pensamiento crítico y conciencia soberana, hasta ser desterrado por el macartismo y el remonismo, en un contexto de persecución ideológica que sometió a la academia, la política y las ideas sociales a un verdadero estado de interdicción.
Los tres ejercieron el periodismo y la docencia como pedagogía pública. Ricord, en Panamá América; De la Rosa, en La Hora y La Estrella de Panamá; De León Espinoza, desde la cátedra y la movilización, distinguido como el intelectual de América, con una tenacidad espartana y convicciones firmes, fue catedrático de la Universidad de Chile.
Su estilo argumentativo, ético y riguroso puede ser modelo para la formación de periodistas, docentes y comunicadores comprometidos con la democracia.
Su militancia fue ética de la acción. Ricord se vinculó a movimientos estudiantiles y patrióticos; De la Rosa defendió los derechos laborales y la organización popular; De León Espinoza marchó hacia la Asamblea Nacional en 1947, anunciando el rechazo popular al Convenio Filós–Hines, en defensa de la soberanía mancillada.
Hoy, su legado puede orientar una reforma educativa con sentido histórico, territorial y popular. Proponemos:
Integrar sus obras en la formación docente y ciudadana.
Diseñar programas curriculares que articulen pensamiento crítico, soberanía y justicia social.
Fortalecer la educación pública como espacio de república.
Promover una pedagogía de la memoria histórica y el periodismo ético.
Impulsar reformas legales con enfoque territorial y popular.
Ricord, De la Rosa y De León Espinoza nos enseñaron que la República no se hereda: se construye, se defiende y se educa. Su pensamiento es brújula para una nueva generación que sueña con un Panamá más justo, soberano y pensante.
El pensamiento y la praxis de Humberto Ricord, Diógenes de la Rosa y César de León Espinoza no pertenecen al pasado: son claves vivas para pensar el presente y proyectar el futuro de Panamá. Su legado —forjado en la intersección entre historia, derecho, pedagogía, periodismo y militancia— constituye una doctrina republicana de profundo contenido ético, popular y emancipador.
En un momento en que el país enfrenta desafíos estructurales en su sistema educativo, en la legitimidad de sus instituciones y en la cohesión de su tejido social, recuperar sus enseñanzas no es un gesto conmemorativo, sino una necesidad estratégica.
Proponemos, por tanto:
Incorporar sus obras en la formación docente, especialmente en los campos de historia, filosofía, derecho, educación cívica y comunicación.
Diseñar programas curriculares que integren pensamiento crítico, soberanía nacional y justicia social como ejes transversales, inspirados en sus enfoques.
El autor es especialista en Ciencias Sociales.


